Ocurre con el modelo del director civil en la Policía Nacional, algo similar a lo que por lo general le sucede a aquellas personas que han tenido que recurrir a un transplante de riñón, con la esperanza de prolongar sus vidas, sin embargo, estos organismos al promediar los doce años de haber recibido el transplante, unos antes, otros pocos años después, terminan por rechazar el riñón por ser un cuerpo extraño. Y si los pacientes hacen caso omiso a esta reacción natural biológica, el organismo se debilitaría lentamente hasta dejar de cumplir con su función vital fisiológica, surgiendo entonces severas complicaciones.
Después de la Invasión ya en los estribos del año 1990, los gobernantes que se han alternado en la conducción de la República, implementaron mediante la Ley 18 del 4 de junio de 1997, y contraviniendo el Art. 300 de la Constitución, la figura de los directores civiles para todos los componentes o ramas de la fuerza pública, pero con mayor cuidado y celo político en la Policía Nacional, por ser ésta la más numerosa y omnipresente en toda la geografía nacional. A nadie escapa desde entonces, que lo que se perseguía era garantizar el control y plena subordinación al poder civil y constitucional, de los cuarteles con su organización de oficiales, clases y tropas, e inmunizar al país de raíz contra el posible retorno de gobiernos autoritarios o "policíacos", ya que aquellas reformas a la Carta Fundamental impulsadas por el ex presidente Endara, canceló de tajo la carrera militar en la República, empero, atinadamente instauró a cambio en el mismo acto la carrera policial (Art.300), sin embargo, ¡sin la figura del director civil! Deseo reconocer sinceramente que a pesar de la desobediencia a nuestra Constitución por los mandatarios, considero que el director civil en los dos gobiernos post invasión de hecho, fueron convenientes y saludables, pero, con la misma sinceridad hoy debo sugerir a la dirigencia política nacional, que al haber transcurrido ya 15 años con este ensayo, la sana intención y propósitos que lo originó, ha venido desvirtuándose y degradando al extremo que hoy se percibe está generando efectos contrarios, negativos y aberrantes, los que se reflejan cada vez más en la deficiencia y baja calidad de la seguridad pública y decreciente efectividad del servicio policivo que espera y merece la ciudadanía. En otras palabras, muy pocas dudas ya me quedan que este sistema cumplió en un periodo sensible y delicado, en la búsqueda de nuestra estabilidad política en momentos muy difíciles, ¡pero se agotó! El domingo 8 de los corrientes en la columna "Brunch Dominical" del diario La Prensa, se menciona como inminente que se aproxima el cambio del director actual de la Policía Nacional, señalando al mismo instante la responsable de esta columna, a su posible reemplazo entre varios nombres de funcionarios del gobierno. Antes que se ejecute este cambio en caso de ser así, deseamos sugerir al presidente Martín Torrijos, tome en consideración para meditar y reflexionar los siguientes argumentos: a) Podría incurrir en fortalecer el círculo vicioso e injusticia involuntaria, reemplazando al hombre en el cargo actual al frente de la Policía; ¡cuando lo que corresponde es revaluar y reemplazar el sistema ya vencido! Los directores civiles que impongan los gobernantes hoy y los sucesivos, inexorablemente correrían la misma suerte del transplante del riñón que se rechaza, ¡esta vez!, por el cuerpo de la Policía Nacional, siendo los primeros síntomas de esta reacción fisiológica, la que es más fuerte y determinante que el acatamiento disciplinario u orden que obliga a aceptar al director civil... desgano profesional; falta de entusiasmo e inspiración por la carrera policial; baja moral o autoestima precaria; indiferencia; actos de corrupción, etc., etc. b) El tema de la seguridad nacional no corresponde resolver sólo a la Policía Nacional. Este es un enfoque además de miope, irreal e ¡injusto! Se trata de un tema de envergadura nacional donde deben converger esfuerzos e iniciativas de otras instituciones existentes, dispersas, descoordinadas y subutilizadas (junta comunal, iglesias, INAFORP, INDE, los ministerios de Salud, Educación, Trabajo y la Policía Nacional).
La seguridad nacional es una gran tarea que debe afrontar y resolver el Estado en su conjunto. c) En los Servicios de la Marina Nacional y Servicio Aéreo Nacional donde sus directores son profesionales de carrera y visten orgullosos uniformes...¡No se da el rechazo! y la calidad del servicio que vienen prestando, se aproxima cada vez más a lo óptimo.
Finalmente apreciado Presidente, deseo dejar a su criterio la sugerencia que sigue: Cancelar el sistema actual de la figura del director civil de la policía, y crear el cargo "civil" del "Alto Comisionado Nacional de Policía", con un "Comité Ejecutivo" de apoyo y jurisdicción a nivel nacional en materia policiva, ¡solamente! Este funcionario tendría línea directa y sin intermediarios con el Presidente de la República. Esta innovación permitiría que el cuerpo de Policía Nacional, se libere del interventor político permanente, oxigene la moral del cuerpo, alcance la excelencia del servicio y produzca en sana competencia y ejercicio de la carrera y respeto al escalafón institucional, los candidatos sugeridos para que los mandatarios sucesivos y entrantes cada cinco años, escoja y designe al nuevo director un oficial uniformado de la carrera policial.