La segunda propuesta sería renovar la mitad del Organo Legislativo en la mitad del periodo presidencial, que entraría a ejercer funciones el 1 de marzo del 2007 para un período de cinco años que finalizaría en febrero del 2012 o se hace un artículo transitorio y a partir de 2009 se elegiría el 50% de los legisladores por cinco años, y el 50% por dos años y medio en la elección del Presidente de la República de ese año 2009 y dos años y medio después, en enero del 2012, se elegirían sus reemplazos por un período de cinco años, que tomarían posesión el 1 de marzo de ese año 2012, y así se completaría la Asamblea Legislativa.
La renovación de la Asamblea Legislativa en la mitad del período presidencial serviría para que, oportunamente, se reconsideren las políticas "erróneas" que se desarrollan, poniéndolas al escrutinio del pueblo panameño y no de encuestas que muy pocos estudian ni toman en cuenta, y -para los de criterio economicista de la democracia- se abaratarían todos los costos electorales.
La tercera propuesta es que la Asamblea Legislativa estuviera integrada por legisladores elegidos por provincia y no por circuito electoral o nacional, de conformidad con las bases que estableció el Artículo 141.
Con los legisladores provinciales se acabaría con el "peligro" de las partidas circuitales que han hecho de los actuales legisladores por circuito, macro representantes que ni legislan ni representan. Hay más argumentos pero por falta de espacio no los puedo sustentar.
La cuarta propuesta sería la de nombrar constitucionalmente al vicepresidente electo, al presidente del Organo Legislativo por los cinco años del período presidencial, y con ello nos "ahorraríamos" las componendas legislativas y otras cosas más que todos sabemos se han dado en la Asamblea Legislativa.
El vicepresidente de la República ejercería plenamente la presidencia de la Asamblea Legislativa, con la única limitación de que no tiene derecho a voto, y este solo lo ejercería en caso de empate. Los vicepresidentes tienen unas historias de conspiradores a tiempo completo, por la ociosidad en que los mantienen (el presidente de la Guardia no se separó ni un día por temor a que lo tumbaran los vicepresidentes). Como presidente del Organo Legislativo trabajaría "en armónica colaboración" con los otros dos órganos del Estado. Este sería electo como vicepresidente y único legislador nacional.
La quinta propuesta sería la de "cada ciudadano, un voto". Los partidos políticos tienen que "...expresar el pluralismo político... que ayuda... a la formación y manifestación de la voluntad popular y son instrumentos fundamentales para la participación política...", como lo establece el Artículo 132. Hay que fortalecer la democracia de partido y con ella eliminar la selectividad electoral.
"Cada ciudadano, un voto" solo se cumple en la elección de presidente de la República, representantes de corregimiento y de legisladores de circuitos uninominales. Para que esto se cumpla totalmente, hay que derogar la práctica del "voto selectivo" y solo permitir el "voto plancha".
La sexta propuesta sería la de la representación en la Asamblea Legislativa de las minorías. En la actualidad esto no se cumple porque se le da derecho a los residuos, a los partidos políticos más votados, cuando lo conducente es que la curul por residuo sea para el partido más votado que no haya obtenido una curul por cociente o medio cociente electoral. (Recuerde que estoy proponiendo la elección de legisladores por provincia y no por circuito).
La séptima propuesta sería una propuesta alternativa. De no aceptarse las seis propuestas antes expuestas, que se transformen los circuitos plurinominales en varios circuitos uninominales y con esta reforma cumpliríamos con el principio de cada ciudadano, un voto.
Los argumentos a estas propuestas pueden ser muy pobres debido al limitado espacio, por lo que invito a todos los panameños a que los mejoren, porque de aceptarse las primeras seis propuestas, que repito, se pueden sustentar con más y mejores argumentos, harían nuestra democracia representativa más acorde con los tiempos en que vivimos o les tocará vivir a las futuras generaciones de panameños.
