Para quienes no lo sepan, Willy Diggelman es el chef-propietario del restaurante 1985-Rincón Suizo, del Wine Bar y del Café Pomodoro, y ahora socio del nuevo Tantra's, en el Casco Viejo. Así que se preguntarán por qué estoy reseñando el ochenta y cinco y no el nuevo (por lo general les doy un par de semanas para que se ajusten, ya que el niñito recién nacido por lo general es feíto, no obstante lo que diga la abuela), es que los mejores restaurantes se tienen que reevaluar periódicamente y Michelin, por ejemplo, lo hace anualmente.
Así que volví, pero dispuesta a probar lo del lado del Rincón. Lo bueno es que se puede pedir de la carta de ambos, y además disfrutar de la prodigiosa cava que le ha dado a Diggelman el premio de excelencia de Wine Spectator durante tres años consecutivos, y la clasificación de Best of durante dos.
Muchas personas van donde Willy por sus carnes, sus salsas o sus vinos, pero en mi caso, son las papas: ya sea las pommes parisienne, esas pelotitas crujientes por fuera, suavecitas por dentro, o el rosti, la típica torta de papas suiza, no pueden faltar en la mesa. Con RDT, sentados ante el folclórico mantelito de cuadros rojos, ordenamos un excelente vino australiano (Penfolds Koonunga Hills Shiraz-Cabernet), que por veintiocho dólares, estaba mucho más cónsono con nuestro presupuesto que el Château Petrus a cuatro mil.