MADRID, España (EFE). El grupo mexicano Los Tigres del Norte presentó el miércoles en Madrid su gira española, con la que promocionarán un disco recopilatorio, reivindicando el corrido ora que ya no hay Panchos Villa pero sí Marcos, y decimos Marcos, y no narcos.
Las tres décadas de sones de la frontera mexicana con el Río Grande y el desierto de Arizona, cantados por Los Tigres del Norte con letras tan crudas como la realidad, están en España de la mano de una etiqueta, el narco-corrido, traída a la actualidad por la novela de Arturo Pérez Reverte La Reina del Sur, inspirada en una de sus canciones.
El grupo, integrado por cinco músicos apellidados Hernández (cuatro hermanos y un primo) presentó el miércoles en Madrid una gira que les ha llevado ya a Barcelona y a Alicante y que tiene programadas además actuaciones en Salamanca, Navarra y Bilbao.
El periodista musical Diego Manrique y el cineasta Alex de la Iglesia (en la banda sonora de su película Perdita Durango figuraban dos temas de Los Tigres...) defendieron la autenticidad de una banda cuyo éxito entre los latinos obligó a todo un gobernador de California a reconocer oficialmente sus méritos (en sus canciones siempre ganan los malos, alcanzó a reprocharles, según recordaba el miércoles Hernán Hernández). ¿Qué haría Estados Unidos si un día parasen todos los mexicanos que allí trabajan?, contestaba Jorge Hernández a la pregunta de por qué no suman llamamientos a la acción a sus denuncias. No nos corresponde causar una huelga, sino cantar la realidad, añadió el músico.
El corrido fue la banda sonora de la revolución, pero ya no hay revolucionarios, sino tráfico de drogas. En los setenta cantábamos a los ilegales, hablábamos de los espaldas mojadas emigrantes mexicanos en situación irregular en Estados Unidos y sufrimos la humillación del racismo al ser expulsados de locales estadou-nidenses donde no se admitían latinos, relataba Hernán. En los ochenta le cantamos a la amnistía y ahora a los narcos y a políticos como Salinas de Gortari o el actual presidente mexicano, Vicente Fox, cuyas promesas de cambio reclaman en un corrido censurado que la gente reivindica poniéndolo en sus automóviles y subiendo el volumen cuando andan por la calle, dijo Jorge.
Todos los latinos tenemos el problema de gobiernos que hacen más por ellos que por la gente, explicó un grupo que ha vendido más de 30 millones de discos, compuesto más de 500 canciones, recibido homenajes de universidades (la de Los Angeles) y murales callejeros, al tiempo que se prohibían sus corridos plagados de balaceras con los rangers de Texas, delaciones y contrabando.