SEGURIDAD.

‘Yes Sir!’ Panamá 2005

¡Nunca pensé que llegaría a escribir algo así! En el gobierno de Mireya Moscoso denunciamos en varias ocasiones, a través de los medios, cómo el gobierno de George W. Bush obtenía, mediante acuerdos secretos, controles sobre la seguridad de nuestro país en materia militar, en comunicaciones y escucha, en apoyos logísticos y de rescate a las operaciones militares que las Fuerzas Armadas de Estados Unidos realizan en Panamá y en el continente, y muchas bellezas más que prácticamente han hipotecado la soberanía nacional, sin el consentimiento ni mucho menos aprobación de los panameños.

Fueron los ministros de Gobierno y Justicia Winston Spadafora y el canciller José Miguel Alemán, los que firmaron y otorgaron, al margen de lo que establece la ley, todas estas facultades a Estados Unidos, y que Bobby Eisennman y Betty Brannan, aparentemente sorprendidos -pues uno fue asesor de Mireya y la periodista desde el norte siempre estuvo al tanto de estos acontecimientos- hoy se tiran de los cabellos.

Sin embargo, la sorpresa no se agota en estos personajes, ya que el presidente Torrijos, también mostrándose sorprendido, ha ordenado abrir investigación sobre la muerte de los tres jóvenes soldados panameños que participaban en las maniobras Panamax 2005.

Hay que recordar que en el gobierno de Mireya la oposición encabezada por Martín Torrijos y su corriente política, ganada por el fatalismo de que para llegar al poder hay que lambonear a los gringos, se reunía con el embajador Simón Ferro para convenir la creación de una estrategia de seguridad nacional, misma que salió rauda y veloz de las oficinas del Departamento de Estado a las manos de Winston Spadafora y que sirvió de marco a la concepción que actualmente rige como política de seguridad nacional. Posteriormente, el documento fue políticamente aprobado por todos los partidos, incluyendo al PRD.

Cuando las Fuerzas Armadas de EU realiza las maniobras Panamax 2005, lo hace sobre esos acuerdos, dentro del marco de la estrategia de seguridad nacional y con la complacencia y aprobación política de los partidos políticos del país. Claro, como esto no se conoce, creen que ha bastado con decirle a la ciudadanía una gran mentira, que ofende la inteligencia de los panameños y de la opinión pública internacional: que se trata de maniobras contra el terrorismo. Realmente no son tales. El terrorismo se esgrime como la gran flauta para dormir a los incautos. Todos sabemos que contra el terrorismo no valen ni todos los ejércitos del mundo reunidos para evitar sus estragos.

El gran peligro de estas maniobras y del alineamiento a las políticas fundamentalistas del gobierno de Bush es que expone al Canal y que los terroristas de verdad tomen conciencia que en Panamá EU sigue actuando como si fuera soberano, haciendo lo que le viene en ganas en materia militar, que nos alineamos a favor de sus guerras unilaterales apenas suena el primer clarín, que cambiamos nuestras leyes cuando ellos lo dictaminan y que su embajadora nos regaña y nos da lecciones cuando nos portamos mal a consecuencia de la dañina corrupción.

Da tristeza ver que antes del 31 de diciembre, a pesar de la invasión, había más sentimiento de patria y de soberanía que todos estos años posteriores al 2000.

De los arnulfistas podíamos esperar de todo en cuanto a entreguismo. En ese departamento las notas de Mireya y de sus allegados fueron altísimas, al punto que a pesar de las malas calificaciones que sacaron en irregularidades y corrupción, entre ellas haberle regalado un pedazo de nuestro principal recurso a Panamá Ports -vaya usted a saber a cambio de qué-, todavía viajan a EU y se les recibe con alfombra roja, mientras que a otros les niegan las visas por no ser entreguistas ni lambones.

Eisennman y Brannan pegan hoy el grito al cielo porque creen que detrás de las maniobras militares de los ejercicios Panamax 2005 se abre la puerta de la militarización en el país; están en su derecho de creer lo que mejor consideren, aunque creo que se es más consecuente si se condenara y rechazara las maniobras y los acuerdos secretos en que se basan.

Además, creo que la propuesta de la neutralidad del Canal es la más efectiva para disuadir a quienes potencialmente pudiesen hacerle daño, más que establecer acuerdos secretos y tratar de engañar con argumentos pueriles a la comunidad nacional e internacional.

En la medida en que se conozca que el Canal puede ser usado pacíficamente para el beneficio del comercio mundial por árabes, judíos, chinos, norteamericanos y por todas las naciones del mundo, en esa misma medida se estaría garantizando su seguridad.

He manifestado en otras ocasiones que ni el PRD ni sus principios son los que sirven de norte al actual Gobierno. La experiencia de las maniobras militares de Panamax 2005 es uno de los tantos ejemplos de cómo la dirigencia del PRD y del Gobierno se han apartado de los principios del torrijismo y, lo que es peor, que con esas actitudes genuflexas y entreguistas al dictamen del gobierno de Bush, no solo retrotraemos la historia, sino que además nos ponen en la tarjeta de tiro del terrorismo fanático. Tras un año de gobierno todavía se puede rectificar.

El autor es miembro fundador del PRD


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