Al cierre de la semana de Navidad del año 2021, hay cerca de 280 millones de casos de la Covid-19 reportados mundialmente y casi cinco millones y medio de muertes globales. En Panamá, se han reportado casi 7,500 defunciones.
Mirando atrás y haciendo un reconocimiento del curso de la pandemia desde sus inicios en el 2020, vemos haber dado pasos agigantados para derrotar al coronavirus. Nuestra estatura científica y de salud pública nos ha llevado de la mano para ver varios adelantos de la medicina moderna que nos ofrecen un discreto optimismo para el 2022.
Quiero resumir algunos puntos esenciales de los logros de la ciencia y la medicina, con respecto a la Covid-19. El SARS-CoV-2, virus causante de la Covid-19, fue identificado prontamente en Panamá y el mundo en el 2020. Nuestro Instituto Conmemorativo Gorgas pudo secuenciar el virus en menos de dos semanas después de detectado el primer caso. Y los Centros para la Prevención y el Control de Enfermedades (CDC, por sus siglas en inglés) de Estados Unidos, anunciaron la identificación del virus y la disponibilidad de muestras para efectos de investigación científica.
En mayo de este año, la Organización Mundial de la Salud (OMS) adoptó el sistema de nomenclatura basado en el alfabeto griego, a fin de facilitar la denominación y seguimiento de variantes del coronavirus. Esta estrategia evita la confusión de usar códigos que son casi imposibles de memorizar.
Al momento de redactar este escrito, se han reportado dos variantes de interés (Mu y Épsilon) y cinco variantes de preocupación (Alfa, Beta, Delta, Gamma y Ómicron).
Para mis comentarios sobre Ómicron, los remito a mi artículo del 28 de noviembre, en esta misma columna.
El logro más grande en la lucha contra la Covid-19 fue el desarrollo y autorización de vacunas capaces de proteger en alto grado contra hospitalización y muerte. Cabe recalcar que, a la fecha, solo se han autorizado cuatro vacunas por los entes regulatorios mas importantes de occidente, la Administración de Drogas y Alimentos de Estados Unidos y la Agencia de Medicamentos Europea (FDA y EMA, respectivamente, por sus siglas en ingles), a saber: Comirnaty (Pfizer/BioNTech), Moderna (Spikevax), Astrazeneca (Vaxzevria) y Johnson and Johnson. Solamente Comirnaty cuenta con licencia para su uso desde los 16 años de edad, y autorización de emergencia para menores de 5 a 15 años. Las demás vacunas mencionadas están autorizadas para su uso desde los 18 años. Estas vacunas han demostrado ser seguras y efectivas, y se han estudiado con todo el rigor correspondiente.
Tratamientos contra el SARS-CoV-2 son muy escasos y en su mayoría, son inmuno-moduladores. Incluyen diversas combinaciones de anticuerpos monoclonales, una forma de “inmunidad prestada” que ofrece protección contra enfermedad severa.
Sin embargo, a la fecha, con la aparición de la nueva variante Ómicron, ya se debate su continua efectividad.
Los medicamentos antivirales autorizados son solamente tres. El Remdesivir (Gilead, intravenoso), el Paxlovid (Pfizer, oral) y el Molnupiravir (Merck oral).
Estos compuestos son de uso delicado, y los dos últimos se presentan en tabletas que usarían mayores de 12 años, con prueba positiva por Covid-19 y con alto riesgo de complicaciones y muerte. Hasta la fecha, no hay ningún otro tratamiento que haya demostrado eficacia contra el SARS-CoV-2, a pesar del continuo uso de drogas no aprobadas para la Covid, incluyendo la ivermectina y la hidroxicloroquina, las cuales están desvirtuadas como tratamientos para todo aquel que tenga el requerido discernimiento científico. Igualmente, la ingesta de pesticidas-desinfectantes (léase hidróxido de cloro) es nociva para el cuerpo y sus efectos adversos ya se han reportado en varios países por las autoridades de salud. Ni los productos autorizados, y mucho menos los que carecen de efecto demostrado, deben reemplazar la vacunación.
El coronavirus continúa su batalla contra la humanidad. Cual teléfono inteligente o programa computacional, nos sigue demostrando sus habilidades para evadir métodos de prevención y afectar la efectividad de las vacunas. Sin duda, las vacunas disponibles en Panamá (Pfizer y AstraZeneca) han sido altamente exitosas en su efectividad contra las variantes previas. Con la llegada de Ómicron, se hace necesario aplicarse la dosis de “refuerzo”. Esta última se autorizó en Panamá desde los 16 años de edad y a partir de los 3 meses después de completado el esquema básico de vacunación.
A pesar de estos importantes adelantos, no podemos ignorar decepciones que aún nos acompañan. Debemos usar mascarillas y practicar las medidas de bioseguridad. El remanente de no vacunados provee los ingredientes para seguir produciendo nuevas variantes. También tenemos la perenne lluvia de desinformación en redes sociales, que se filtra y se disemina más rápido que todas las variantes juntas del coronavirus.
Finalmente, continúa la pérdida de vidas por esta pandemia. Ya logramos convertir a la Covid-19 en una enfermedad prevenible y controlable por las vacunas debidamente autorizadas. Con la administración del refuerzo, vamos a lograr también vencer y controlar a Ómicron, y dar un paso más cercano a ganar esta batalla.
La autora es médica pediatra e investigadora científica.