Artículo 310 de la Constitución Nacional: "A la Autoridad del Canal de Panamá corresponde la responsabilidad por la administración, mantenimiento, uso y conservación de los recursos hídricos de la cuenca hidrográfica del Canal de Panamá, constituidos por el agua de los lagos y sus corrientes tributarias, en coordinación con los organismos estatales que la ley determine".
El libro Colonización y Destrucción de Bosques en Panamá (1982) de los coterráneos, antropólogo Stanley Heckadon y el profesor Alberto McKay, cita el resultado de un valioso estudio técnico del biólogo norteamericano Frank Wadsworth, director del Instituto Forestal de Estados Unidos, sobre los problemas y consecuencias severas a mediano y largo plazo por el fenómeno de la deforestación, erosión y acumulación a través de los años de enormes volúmenes de sedimentos en el fondo del lago Alajuela, de donde nos abastecemos de sus aguas para cruzar barcos por el Canal; una hidroeléctrica; y la Planta Chilibre del IDAAN, que toma, procesa y distribuye a domicilio el agua potable y segura a dos millones de panameños de la ciudad de Panamá y su periferia. El informe técnico en cuestión fue publicado y sustentado en audiencia especial ante el Departamento de Estado y la AID en la ciudad de Washington en 1978, hace 27 años (recién firmado los tratados "Torrijos-Carter", y EU hacía esfuerzos por demostrar a su contraparte y lo exigía así una cláusula, que nos entregaban un Canal sin problemas operacionales a la vista). Los argumentos vertidos desde entonces en dicho informe, a mi juicio hoy cobran actualidad preocupante, al considerar el hecho que nuestro gobierno está próximo a iniciar los trabajos de modernización de la planta potabilizadora de Chilibre, así como la construcción de la línea paralela que garantizaría ampliar la red, mayor cobertura domiciliaria, mejor calidad y eficiencia del servicio, por un valor total de B/87.7 millones. Luego, siguiendo impulsos de una corazonada, medité y consideré la eventualidad que al terminar el IDAAN estas impostergables mejoras integrales del acueducto, surja entonces la sorpresa de una situación crítica y paradójica: ¡que no haya agua suficiente para distribuir en el sistema después de modernizado y no poder cumplir, así, con la demanda creciente de la población! y los esclusajes adicionales del Canal por ampliarse. Vale decir entonces que consideré necesario para descartar o confirmar alguna de mis dudas volver a la lectura del libro de Heckadon-Mckay y revisar una vez más el informe técnico de Wadsworth, el que resumiendo expresa lo siguiente: (Los conceptos en paréntesis son del suscrito) "La deforestación ha causado la sedimentación del lago Alajuela, donde hay sitios que los sedimentos tienen 25 pies de espesor, (¿cuántos pies serán hoy?), lo que ha dado por resultado que el lago haya perdido más del 5% de su capacidad activa de almacenamiento de agua, (¿a cuánto habrá crecido dicho porcentaje 27 años después?). Las actuales tendencias y cultura en el uso de la tierra en dicha cuenca, tendrá como resultado que para el año 2000, se perderá por sedimentación el 40% de la capacidad de embalse del lago Alajuela. (pienso que a este fenómeno obedece la progresiva turbiedad que en ciertos periodos observamos, sale de las plumas domiciliarias por lo general en los ciclos de marzo-abril-mayo y pérdida de la calidad excelente de nuestra agua. Por consiguiente, en la medida que esta situación no se corrija y se haga crónica, no sólo tendremos menos agua en el lago, frente a una demanda progresiva de grandes volúmenes, por un lado para esclusajes; por el otro y más delicado aún, lo que significa atender el crecimiento vegetativo de la población capitalina, más el vuelco súbito desordenado de los pobladores de nuestra campiña y otras nacionalidades fronterizas y centroamericanas hacia la ciudad que ya acuden desesperados en búsqueda de empleos y sustento familiar, como consecuencia de una política desatinada para nuestro desarrollo, ya que la misma fomenta la concentración excesiva de pobladores y ciudadelas brujas alrededor de la capital, y agréguele a esto, seres humanos deslumbrados y atraídos por las expectativas de espejismo por la construcción del tercer juego de esclusas del Canal de Panamá, por oleadas trashumantes y a velocidad sobre la "autopista Uribe," que nos uniría a Sudamérica). En este punto se impone una reflexión adicional que merecen los amables lectores: No olvidemos que el lago Alajuela además de ser un embalse de reserva auxiliar de aguas para el lago Gatún, y fuente de abastecimiento de agua para los humanos, industria y desarrollo urbano, es el propio río Chagres represado en su curso medio, que después de servir a la hidroeléctrica de Alajuela aguas abajo, recupera su forma original de río y pasa a ser el tributario más importante del lago Gatún. Dicho en otras palabras, Chagres y Alajuela son el mismo río, y sin el concurso de éste no existiría el lago Gatún y sin el que es el lago para la navegación interoceánico ¡no funcionaría el Canal de Panamá!
Finalmente, por tratarse de una situación que requiere prestarle debida atención, he querido sembrar la inquietud positiva en nuestros gobernantes, sobre todo al "Binomio IDAAN-ACP" tomando como base sólida e inobjetable las investigaciones de gran nivel académico y profesional, no sólo del Dr. Frank Wadsworth, sino que también del director del Smithsonian, Dr. Ira Rufinoff, a explorar la posibilidad paralela a los trabajos de modernizar el sistema de abastecimiento de agua por iniciarse, dragar la terrazas o galerías de sedimentos que yacen en el fondo del lago Alajuela, antes de que esta situación demostrada y advertida en los informes que contiene el libro de Heckadon-McKay, nos haga crisis en momentos de emergencia y confusiones.