Madrid celebra el centenario de la Gran Vía, y seguirá haciéndolo durante meses. ¡La Gran Vía! Tres palabras que mencionan una avenida legendaria donde están instalados 54 bares, restaurantes o cafeterías, 28 almacenes de ropa fina, 25 bancos, 14 hoteles, 10 tiendas de zapatos, 7 teatros, 4 droguerías, 3 salas de cine, 2 librerías, 2 peluquerías y una sola iglesia.
Los 100 años transcurridos desde su inauguración han suscitado numerosas publicaciones en España y en otros países, sin que falten venias en la prensa latinoamericana. También actos culturales, exposiciones, conciertos, rebajas y promociones. Un programa de televisión recordó algunas de las películas que han rodado escenas en la Gran Vía, entre ellas La flor de mi secreto, de Pedro Almodóvar, y Abre los ojos, de Alejandro Amenábar.
¡La Gran Vía! Todos recordamos que cuando Agustín Lara compuso el chotis Madrid, sin conocer aún la ciudad, tuvo buen cuidado de mencionar la calle. Lara quería alfombrar de claveles la Gran Vía en esa canción que es el himno de la capital española. Quienes no han visitado Madrid se imaginan que se trata de una avenida imponente, digna de competir con los Campos Elíseos de París, la Quinta Avenida de Nueva York o la 9 de Julio de Buenos Aires. Ni en longitud ni en anchura es una calle que impresione.
Apenas se extiende por 15 cuadras. A un ciudadano le toma menos de media hora caminarla desde su inicio, en la calle de Alcalá, hasta su final, en Princesa. Tardará el doble en carro durante ciertos momentos del día, pero por culpa de los atascos.
Su calzada es bastante flaca: 25 metros, que parecen dignos de una callejuela al lado de la ya citada 9 de Julio bonarense, que mide de acera a acera 140 metros, o del Eje Monumental de Brasilia, la avenida más ancha del mundo, que, con 250 metros, es exactamente 10 veces mayor que la Gran Vía.
Hace algunas décadas la Gran Vía era uno de los más elegantes tramos urbanos de España. Ya no. En Madrid, la supera la calle Serrano. En La Gran Vía de noche venden droga y de día roban billeteras. Sigue siendo un lugar movido, sede de concurridos teatros. Pero ya ningún restaurante importante abre sus puertas sobre ella y en cambio abundan las hamburgueserías, las pensiones de tres al cuatro y los puntos de comida rápida.
En suma, la Gran Vía es pura fama y un fantasma nostálgico de tiempos mejores. En su época provocó toda clase de críticas y controversias. El primer proyecto de trazado data de 1886 y consistía en tumbar 339 inmuebles y amputar 14 callejas del viejo Madrid para abrir un camino entre Alcalá y Princesa. La oposición fue tan intensa que las obras se paralizaron por 22 años.
Testigo excepcional de la gran polémica urbanística que desató el proyecto es la famosa zarzuela La Gran Vía, del maestro Federico Chueca, estrenada en 1886, que estuvo cuatro años en cartel y forma parte del repertorio más entrañable y estable del género chico. Entre los números de sabor local que allí se cantan, el más interesante es la protesta de las calles, que desfilan personificadas por muchachas muy atractivas con sus respectivos letreros. Al fin, tras muchas disputas, la Gran Vía se inauguró en 1910.