Muy preocupado quedé al ver al titular del Mida, Augusto Valderrama B., en un video-mensaje, diciendo a los arroceros que el Gobierno Nacional no aceptará, por ningún motivo, el aumento del precio al consumidor de nuestro plato nacional, el arroz.
Lo que han planteado justamente las organizaciones regionales y nacionales de productores de arroz, que están en plena actividad de siembra del cultivo, que con el incremento internacional hasta del 25% de todos los agroquímicos que importamos para usarlos en los arrozales y otros granos básicos y productos de la canasta básica, es imposible asumir ellos solos esos exagerados incrementos de precios. Creo que éste es el inconveniente a resolver. Es justo reconocer que de los 24 meses que lleva el actual gobierno, solo ha funcionado sin pandemia los 7 primeros (30%).
Igualmente, acepto lo dicho por el ministro, que nuestra producción promedio por hectárea de arroz es bajísima, de menos de 100 quintales, cuando en Estados Unidos, Colombia, Brasil y Uruguay es de 200 quintales o más. Eso es porque sembramos el 85% sin riego o “a ruego”, con indiscriminado uso de agroquímicos por no tener un asesoramiento técnico oportuno, ya que los profesionales del Mida y otras instituciones del sector público agropecuario no lo pueden hacer por la falta de presupuestos de funcionamientos, razón por la cual no salen de sus oficinas para llevar o transferir métodos y tecnologías amigables con la conservación del medio ambiente. Por eso son los vendedores de insumos los que los visitan. Son razones por la cual nuestro sector agropecuario es ineficiente, haciéndolo no competitivo en calidad y precios para nuestro consumo nacional y aprovechar los tantos TlCs que hemos firmado con Raimundo y todo el mundo y el más grande y moderno hub logístico de la región basado en nuestro Canal interoceánico.
De un PIB de $65,000 millones, solo aporta el agro el 2.5%, pero de esa cantidad depende el 30% de nuestra población, según el MEF, lo que nos ubica como el quinto más desigual del mundo, superado solo por cuatro africanos.
Con un presupuesto nacional de $23,000 millones, es de justicia buscar los fondos requeridos para resolver esta actividad de producción del plato del panameño, al igual que de otros productos de la canasta básica de alimentos. Consecuencias de todos los trastornos socio-económicos derivados de esta pandemia, que pasándola nos obligará a hacer cambios inimaginables a los habitantes de este planeta.
El autor es veterinario, exministro del Mida y exlegislador


