A los honorables magistrados del Tribunal Electoral, un respetuoso recordativo: "Un axioma es principio, sentencia, proposición tan clara y evidente, que no necesita demostración ni prueba". (Diccionario de la Lengua Española). Luego entonces, si el Canal de Panamá representa el útero donde terminó de gestarse el embrión de nuestra República, ¿quién podría señalarnos hoy que existan panameños que no sientan arraigada devoción, sentido de pertenencia y orgullo por su Canal, "nuestro Canal de Panamá"? Además, ¿quién puede resistirse a que este activo físico, el más valioso y ponderado del país, se modernice y actualice con un tercer juego de esclusas? Sin embargo, aun así percibimos una corriente importante de ciudadanos, los que nos oponemos a que sean los 3 millones de accionistas o sea "el soberano", a que utilicemos para cancelar durante 30 años, nuestras utilidades y ahorros tan necesarios para atender la demanda creciente de la población en los servicios básicos de salud, educación, viviendas e infraestructuras imprescindibles en el desarrollo del país, para terminar de cancelar la construcción del tercer juego de esclusas.
Vale decir entonces, que el enfoque o contenido del referendo que ya se ha anunciado para el mes de noviembre, debería centrar su consulta o pregunta al "soberano", más bien en ¿quiénes deben cancelar los trabajos por el tercer juego de esclusas, los panameños o los usuarios? Debo expresar que coincido plenamente con los sondeos de opinión que confirman que nosotros, los accionistas mayoritarios del Canal, estaríamos de acuerdo en que se construya el tercer juego de esclusas para barcos de mayor tamaño o "Post-Panamax".
¡Este deseo tan espontáneo y claro en el corazón de la población es precisamente el axioma! De manera tal, ¿qué razón tendría invertir y desperdiciar seis millones o más de nuestros impuestos, para hacer una consulta popular superflua e improductiva, donde ya la mayoría estamos de acuerdo y no existe confrontación que nos divida, para dirimir en un referéndum? (Seis millones serían preferibles y suficientes para calzar a todos los niños de nuestra campiña que asisten a los colegios descalzos; o adquirir, hervir y distribuir 36 millones de huevos y 24 millones de vasos de 8 onzas de crema de plátano con leche y azúcar para impactar directamente en los estómagos de miles de estudiantes). Por otra parte, la sapiencia popular percibe que en el caso muy remoto del triunfo del "No" sobre el "Sí", ¡perderíamos todos!, perdería la República, ya que retornaríamos al kilómetro cero después de cinco años de estudios costosos por más de 40 millones de dólares.
Por consiguiente, si adicionamos este enfoque muy práctico, ¡la posibilidad del "No" prácticamente desaparece! Por otra parte, tal como lo exhibe el "Plan Maestro" de la ACP con fecha 12 de agosto del 2004, el ensanche del Canal hace tres años de hecho ya está en plena ejecución, sin haber esperado por el mandato del referéndum popular, violándose flagrantemente el Art.319 de la Constitución, realidad esta que invalida los propósitos, fines y espíritu democrático del referéndum, el que indudablemente llegará muy tarde, ¡ya después de los hechos cumplidos! Se me ocurre entonces al no encontrar una justificación sólida para llevar a cabo un referéndum desfasado y vacuo, que lo que se persigue con esta maniobra es implementar más bien un simulacro de referéndum manipulador, con el cebo o gancho enmascarado detrás del "Sí" o el "No", para atraer y enganchar la voluntad de los accionistas del Canal, y lograr en el trasfondo, ¡la bendición y autorización automática del "soberano" para contratar empréstitos de gran calado a nombre de la República!, el que posiblemente hasta obligaría el congelamiento de la anualidad que ingresa al Tesoro Nacional por tres decenios. Si le preguntásemos al país hoy o mañana, aun con el desgaste político normal e irreversible del gobierno, siempre el "Sí" sería mayoritario a favor de ampliar el Canal sobre el "No"; sencillamente porque el influjo de la fuerza de la razón que aportaría el axioma en cualquier circunstancia, siempre sería más fuerte y determinante que el desgaste y pasión política de los hombres.
De manera tal que deberíamos poner de lado lo tácito y obvio y descartar un referéndum estéril con el bozalón sobre el Sí o el No, y concentrar nuestra inteligencia y capacidad de discernimiento popular, en el gran debate cívico de orientación y docencia nacional tantas veces prometido, y concentrar nuestros esfuerzos precisamente en el "Talón de Aquiles" del proyecto; ¡el aspecto económico!, así como la obligada hipoteca y congelamiento de todos nuestros recursos económicos y capacidad de endeudamiento en un solo proyecto motor, para impulsar la Estrategia del Desarrollo Nacional aún desconocida por cierto...
Lo que equivaldría a ¡Un siglo más agarrados de la cola del Canal! Para terminar le sugeriría a los honorables caballeros del Tribunal Electoral, que la consulta que la Patria merece debería ser otra, "¿Quién o quiénes deberían sufragar lo que hace falta por hacer del tercer juego de esclusas?".
Preguntémonos, ¿qué podría impedir que en el mañana, las navieras no se retiren por conveniencias económicas de la ruta por nuestro Canal, hacia Suez o California, dejándonos con la esclavizante deuda "guindados de la brocha"? Sencillamente que inviertan en el proyecto arriesgando también recursos.