En pocas semanas terminará la labor de la Comisión de los 500 años de Fundación de la Ciudad de Panamá, instancia creada en 2014 con el liderazgo del entonces alcalde de la capital, José I. Blandón.
Han sido cinco años largos, de intensas, divertidas y muy diversas actividades. Cinco años de planificación, selección y ejecución de eventos, que permitieron aprovechar la singular coyuntura histórica para propiciar un proceso cultural variado, incluyente y con vocación de trascendencia.
El proyecto, que contó con el apoyo estratégico, logístico y administrativo del Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), tuvo como objetivo que la celebración de los 500 años de fundación de la primera ciudad que los colonizadores españoles establecieron en el litoral del Pacífico americano, tuviera un impacto duradero en la ciudad y en quienes aquí vivimos.
La lista de actividades realizadas es impresionante: foros, música, conferencias, publicaciones, danzas, festivales culinarios, conciertos y una gran variedad de manifestaciones artísticas. Por ejemplo, estudiosos del fenómeno urbano desde la antropología, la historia, el urbanismo, la ecología, la cultura, expusieron sus investigaciones en foros que analizaron entre otros temas la ruta de tránsito o la importancia del agua desde la época precolombina hasta nuestros días.
Entre las muchas actividades para resaltar nuestra multiculturalidad, destaco el festival “África en América”, que ofreció un variado programa cultural que propició la reflexión sobre nuestra herencia negra. Una reflexión cargada de historia, música, arte, cultura.
Otra arista destacable de la celebración fue el Fondo Panamá 500, que facilitó la participación de jóvenes artistas panameños. Todas las creaciones -previamente seleccionadas por un jurado independiente pudieron hacerse realidad gracias a ese fondo destinado a potenciar la creatividad de nuestra gente. De la larga lista de proyectos destaco La Herencia del Tambo Jazz de Luis Carlos Pérez, una investigación sobre la rica producción musical que tuvo en la ruta de tránsito -Panamá y Colón- el perfecto ecosistema.
Con muy buen tino, los miembros de la Comisión incluyeron el proyecto editorial Biblioteca 500, que ha publicado hasta este momento siete obras, que serán nueve a final de año. La colección inició con aquel refrescante Un paseo por la ciudad, y continuó con la historia de la Exposición de 1916 y su legado en Panamá cosmopolita, o las obras vinculados al periodismo y las periodistas -La ciudad entre papeles y Nosotras que contamos-, una nueva edición de Historia General de Panamá -seis tomos coordinados por el historiador Alfredo Castillero Calvo-, o esa maravillosa Citadinas sin Bambalinas, que busca inspirar a nuestros niños y niñas con las historias de ochenta mujeres que vivieron en la ciudad de Panamá.
En lo que a mi respecta, la celebración me permitió, además de disfrutar de las actividades realizadas, escribir La Ciudad de Panamá: destino y comunidad, una obra pensada para honrar a tantos y tantos extranjeros e interioranos que llegaron a esta ciudad y la hicieron suya. Todas las obras de Biblioteca 500 estarán en la red de bibliotecas públicas de la ciudad.
Ya en las postrimerías de la fiesta, es importante destacar que la celebración llegó a cada uno de los 26 corregimientos que forman parte del distrito de Panamá. Hoy, una serie de murales urbanos hechos con la participación de los vecinos, dan fe de una fiesta inclusiva y diversa.
Finalmente, nos queda uno de los más singulares proyectos: el Museo de la Ciudad. No se trata de un lugar específico sino un variado circuito de exhibiciones -la historia del cine local, el 9 de enero o la ruta de tránsito, las más recientes- que han llevado y sigue llevando la historia de esta ciudad a las calles, a los lugares donde ocurrieron los sucesos, a los espacios públicos, a la gente.
Resumir todo lo hecho ha sido complicado, por ello les recomiendo visitar el sitio ciudadpanama500.org, donde encontrarán todos los detalles de la celebración.
Pronto caerá el telón de Panamá 500, y con ello terminará una fiesta pensada para un Panamá histórico, diverso, solidario y posible. Es un camino que ha sido abierto entre muchos, en algunos casos con dificultades, pero siempre con pasión e ilusión. Mantenerlo abierto es ahora cosa de todos nosotros.
La autora es periodista, abogada y directiva de la Fundación Libertad Ciudadana