Carlos Francisco Changmarín

Carlos Francisco Changmarín


El 26 de febrero del año en curso, Carlos Francisco Changmarín cumple 100 años de natalicio. Nació en 1922 y nos dejó el 5 de diciembre de 2012. Chico Changmarín, como le decían sus amigos, dedicó parte de su obra literaria a los niños y jóvenes. El premio más importante en Panamá dedicado a la literatura infantil y juvenil lleva su nombre. En este breve artículo pasamos una mirada a los ganadores del premio, desde su creación.

El Premio Nacional de Literatura Infantil y Juvenil Carlos Francisco Changmarín fue creado el 17 de marzo del año 2008, bajo la Resolución 60 del Instituto Nacional de Cultura, hoy Ministerio de Cultura, con el fin de promover y estimular la producción panameña de los escritores que escriben para niños y jóvenes. El premio, anualmente, se convoca en los géneros de poesía y cuento de forma rotativa.

En la primera versión de 2008 y en la de 2012, el concurso sufrió contradicciones, y en 2013 no hubo certamen por problemas administrativos. Esto no destruyó la nobleza de la literatura infantil, como vamos a ver.

Con Cancioncillas (2009), Julio Castañeda apela a la infancia y la naturaleza. La presencia del mar en estos sencillos poemas demuestra una profunda sensibilidad. Elementos de la cultura congo, ritmos y cadencias quedan recreados. La naturaleza, la imaginación, el mar, los colores, el brillo de la vida y sus movimientos divertidos son retratados en los pequeños poemas.

Los cuentos de mar y tierra (2010), de Carlos Raúl Acevedo, son un encuentro del hombre con su pasado, los juegos de antaño, la naturaleza, los veranos de la infancia, el sol y el cerro, que son percibidos desde la mirada del adulto que no olvida al niño que aún lleva adentro.

Jugar y jugar (2011), de Donna A. Petrocelli de Him, es un tierno conjunto de pequeños poemas que se caracterizan por la combinación de rimas asonantes y consonantes que apelan al juego; una propuesta lúdica que también intenta tocar las emociones de los niños a través de elementos de la naturaleza.

Con Caminos de tinta (2014), Héctor Collado nos presenta un conjunto de poemas que son un desfile de personajes de diferente naturaleza que nos revelan parte del universo y de las acciones sencillas de la vida.

En Extra Bum-Bum y otros cuentos (2015), de José Durango, la capacidad de transmitir y comunicar desde la lógica de la infancia le permite construir historias amenas y dinámicas porque las acciones narradas tienen a los niños de protagonistas.

Lil María Herrera escribe Machín canda’o (2016) para llevarnos de la mano por los imaginarios de la infancia. Una pasarela de trompos, la cometa, el yo-yo, la bicicleta, una pelota, una muñeca de trapo, caballitos de madera, rayuelas, juegos de antaño, paisajes frescos; el juego como propuesta cultural para rescatar la creatividad y la memoria; todo un universo lúdico desde el poder de la poesía para niños.

Vivir con alegría (2017), de Cheri Lewis, narra las aventuras de dos hermanos que tienen un encuentro con monstruos que habitan en su nueva casa. A través de un mismo hilo conductor, los niños nos enseñarán cómo confrontar los miedos y que las cosas no son siempre lo que parecen. La familia, la casa y la amistad son elementos que descubriremos desde la mirada infantil.

En el poemario Para darle cuerda al sol (2018), Héctor Collado invita a jugar, a pensar, a soñar y ser feliz. Los poemas de este libro son una verdadera fiesta. Los recursos del poeta son varios para direccionar su lectura hacia los niños. El libro contiene poemas dedicados a las cosas simples de la naturaleza: arañas, hormigas y moscas que logran darle un matiz divertido al libro.

Julio César Aparicio nos regala Las historias que nos cuentan (2019). Son tres piezas de cuentos donde los elementos de las identidades, la diversidad y el sentimiento de otredad son los componentes principales. Aparecen reflejadas las identidades de los cunas, los chinos y los negros como parte de esa herencia y transmisión cultural que nos hermana a todos los panameños.

Las cosas de este mundo (2020), de Ela Urriola, es un racimo de poemas para niños y jóvenes donde los fragmentos de las cosas de este mundo se tejen entre presencias y ausencias, logrando imágenes para sensibilizar y dar visibilidad al mundo que rodea a los niños y jóvenes. Ela rescata la belleza de las cosas que realmente importan y que hemos dejado de apreciar por las prisas.

Larissa Barrios es la autora de Cuatro cuentos y una casa llena de libros (2021). Un libro dividido en dos partes: cuentos submarinos (para niños) y cuentos entre el océano y la costa (para jóvenes). En estas historias, la autora nos presenta varias propuestas de diálogo con la naturaleza a través de la cultura, la lectura y las acciones de los personajes. Ballenas jorobadas despistadas, tortugas que llevan libros en su caparazón, garzas que conceden deseos, pingüinos trotamundos; todo se conjuga para darnos historias entusiastas y sanas.

En conclusión, el Premio Nacional de Literatura Infantil y Juvenil Carlos Francisco Changmarín es una institución que ha fortalecido la literatura infantil y juvenil en el país, logrando enriquecer el corpus de uno de los géneros literarios más difíciles en Panamá, a la vez que le hace honor a la memoria del brillante escritor veragüense.

El autor es escritor

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