In memoriam

Carta al maestro Bruce Quinn

Carta al maestro Bruce Quinn
El teatrista Bruce Quinn nació el 28 de febrero de 1936 en la antigua Zona del Canal. Archivo


Querido Bruce: Hoy, al ver tu foto en primera plana de La Prensa, no pude contener las lágrimas por tu partida.

Leyendo las despedidas en redes sociales de muchos de los que te queremos, no pude sentir más que una emoción por el gran regalo que me dio Dios de haberte conocido y que me hubieras permitido trabajar bajo tu dirección. Qué honor y qué experiencias maravillosas.

Todo empezó con una Gala Latinoamericana en el Club Unión, en la cual pedí humildemente que me permitieran participar y que, aun desconociéndome como algo de cantante, regalé al público esa canción que tanto siempre te gustó: Qué manera de quererte. Luego vinieron muchas más galas, Broadway, Hollywood, México Lindo, Viva España, entre otras. Siempre me invitaste a un lugar preferencial, distinguiéndome con tu cariño, deferencia y gran respeto. Gracias por regalarme tu persona.

Luego, sin yo sospecharlo o esperarlo, me invitaste a audicionar para participar en Maestra Vida, junto a artistas verdaderamente excepcionales: Barroso, Ponti, Any Tovar, Manuelito, Sammy, Victoria, Meli, Gina, Víctor, Guillermito y todo ese elenco de actores, cantantes, bailarines y equipo tras bastidores fuera de serie con quienes compartí y aprendí muchísimo, sobre todo, de la vida. Gracias, Bruce, por ayudarme a realizar un sueño.

Contigo tuve la dicha de conocer a Dino y, año tras año, pude cantar con la orquesta esa que tenía a los más grandes músicos de este país. Cualquier género es pan comido para Dino, quien siempre fue paciente conmigo y me ayudó a llegar a cantar canciones que nunca imaginé interpretar y que tú decidiste que yo cantara. Gracias, Bruce, por permitirme aportar parte de mi vida en esas canciones y poder tener el honor de trabajar con maestros de la música, mientras que tú solo me decías al subir al escenario “haz lo tuyo, do your thing”. Gracias por la confianza.

Finalmente, unos meses antes de la pandemia, tuve la dicha de participar en un homenaje que te hicimos en el Club Unión, en el cual compartí con mi amiguito, con quien ahora te encuentras, Horacio, y muchos de ese elenco de las galas. Cuando subí al escenario con mi atuendo de Tevye, y al cantar mi canción asignada, mire hacia la mesa donde estabas y vi el brillo en tus ojos y la inmensa sonrisa de aprobación al recibir mi presentación. Fue la última vez que te ví en público, y llevo en mi corazón para siempre tu imagen, tu sonrisa, tu bonhomía y tus grandes dotes de director y amigo.

Hasta siempre, Maestro.

Gracias por tanto.

El autor es ciudadano


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