Aquí estamos una vez más en el llamado mes de la patria. En esta ocasión, sin embargo, se trata de un noviembre un tanto tímido, que se asoma con cautela al haber dejado atrás los más duros momentos de una pandemia que paralizó al mundo.
Pero este noviembre de 2021 es muy especial, porque conmemoramos los 200 años de nuestra independencia de España y, en consecuencia, el momento en que dejamos de ser súbditos de una monarquía para convertirnos en ciudadanos de una República. Un momento estelar que, debido a la convulsa historia de nuestra unión a Colombia, así como por los sucesos que propiciaron la separación en 1903 -inextricablemente unidos a la construcción del Canal por Estados Unidos-, no ha sido objeto de suficientes estudios, investigaciones y, sobre todo, divulgación.
Afortunadamente eso está cambiando como consecuencia de las actividades organizadas por la Comisión del Bicentenario de la Independencia de Panamá de España. Uno de los primeros resultados de los debates ocurridos -e incluso algún que otro gazapo en monumentos de triste recordación-, fue romper con la vieja creencia de que los panameños habíamos iniciado la singladura republicana en 1903 al independizarnos de Colombia. En realidad, para ese momento ya teníamos casi un siglo de experiencia como ciudadanos de una República.
Las actividades surgidas este año nos ha permitido dejar atrás viejas narrativas, abriendo la puerta a un universo poco explorado que tiene como momento clave la aprobación de la Constitución de Cádiz en 1812 tras la invasión napoleónica a España. A partir de entonces da inicio al “trepidante proceso de mutación ideológica y política en toda América, gracias a la creciente socialización de los nuevos principios democráticos”, como nos relata el Dr. Alfredo Castillero Calvo en su obra 1821, publicada como parte de la conmemoración.
“Cuando se declara la independencia ya era común el uso de expresiones modernas y revolucionarias como ciudadano, republicanismo, democracia, separación de poderes, libertad de imprenta, habeas corpus, o igualdad ante la ley. La señal de los cambios flotaba en el ambiente. Fue un proceso de maduración política acelerado e intenso que preparó al panameño para el gran salto de 1821”, agrega Castillero Calvo en el citado libro.
En el proceso de descubrir nuevas aristas, la semana pasada se llevó a cabo el Foro Internacional de las Independencias de la América Hispana, en el que participaron importantes historiadores de la región, que expusieron sus novedosas investigaciones sobre los hechos que marcaron la historia del continente. Son relatos que incluyen nuevas miradas sobre los sucesos, así como otros protagonistas que no aparecen en los relatos oficiales, como el papel jugado por soldados afroamericanos en Colombia o la amplia participación de las mujeres en México. Cito solo dos temas de los muchos que formaron parte del interesante evento.
El foro -que está disponible en el canal de Youtube del Ministerio de Cultura-, fue el producto de un esfuerzo colectivo de los miembros de la Comisión del Bicentenario que preside el ministro de Cultura, Carlos Aguilar y, especialmente del equipo del Centro de Investigaciones Históricas, Antropológicas y Culturales que dirige la Dra. Marixa Lasso. Sus años de estudio de la época de la independencia Hispanoamericana, permitió contar con académicos de gran relevancia regional, quienes entablaron interesantes diálogos con sus colegas locales en cada uno de los temas analizados.
El proceso que propició nuestra independencia de España fue un viaje colectivo, compartido, continental y global. Un proceso que nos hizo y nos hace parte de un universo abarcador y plural. Una realidad que estos días se enfrenta a un irracional e insensato discurso nacionalista que excluye, y en consecuencia menoscaba el intercambio y el conocimiento.
La última manifestación de ese dañino fenómeno es el proyecto de ley que impulsan principalmente grupos políticos de la Universidad de Panamá, con la intención de nacionalizar la profesión de historiador y limitar su ejercicio.
El grave asunto se coló en el Foro en las palabras de clausura del Dr. Omar Jaén Suárez: “….la historia es universalidad, puesto que los fenómenos históricos superan las fronteras de las naciones y desde hace ya cinco siglos de los continentes. Hay ahora una corriente contraria en un mundo abrumado por los brotes de xenofobia y chovinismo, de provincialismo exaltado que está resucitando hasta en nuestro país…. es la tentación de entregar la historia y la calificación de historiador a organismos poblados de burócratas no de científicos sociales verdaderos…”.
Es ciertamente penoso que los 200 años de vida republicaba nos encuentre en este debate sin sentido que nos empequeñece. Un debate absurdo que niega que la diversidad, el intercambio, la mezcla es parte de nuestra esencia y de nuestra rica historia.
El experimento republicano surgido en las antiguas colonias españolas, fue una esperanza de libertad y democracia, cuando el mundo estaba mayormente gobernado por monarquías. Y a esas nuevas repúblicas hispanoamericanas llegaron millones de inmigrantes del resto del planeta que buscaban refugio. Un discurso que cierra puertas, ignora nuestra historia.
La autora es periodista, abogada y activista de derechos humanos.