La pugna dentro del PRD, como en casi todos los partidos políticos, aunque exacerbada en este grupo por estar en el poder y ser además la naturaleza de sus cúpulas, se ha convertido en la necesidad de mantener un cargo público, aunque no se trabaje.
Esperemos a ver cuántos servidores públicos o allegados a éstos salieron electos para convencionales.
Recordemos que este gobierno ha nombrado alrededor de 150 mil servidores públicos. De esa cantidad, 80 mil han debido reemplazar un número similar de despidos (según lo indicado por la Fenasep referente a los despidos), en adición a más de 70 mil, que representa un aumento de la planilla estatal a partir de julio o agosto de 2019. Son más de 365 mil funcionarios, se desprende de la Nota MEF-2021-4493 de 1 de febrero de 2021, firmada por Héctor Alexander, tomando en cuenta que, a la salida del gobierno anterior, la planilla contaba con unos 295 mil servidores públicos. Entonces, la mayoría de los candidatos a convencionales que eran funcionarios de mediano y alto cargo, en adición a quienes no lo son pero que los acuerpan o acuerparon en la pasada elección, tienen y tendrán el suficiente músculo para que este partido continúe por el sendero clientelar que lo caracteriza.
No en balde el costo anual de la planilla del Estado duplica los ingresos del Canal de Panamá y obliga al país a continuar en su permanente e ilimitado endeudamiento. No hay ideología, principios ni valores políticos. Solamente la necesidad de permanecer en el poder para servirse del mismo a título individual. Allí están los más de 8 mil emplanillados en la Asamblea Nacional, para poner un ejemplo, casi la misma cantidad de colaboradores que tiene la Autoridad del Canal de Panamá.
Son casi 700 mil adherentes en el partido de gobierno, de los que una buena cantidad de ellos y sin pretender generalizar, cobraron el 100% de su salario en la pandemia desde una planilla en el Gobierno, mientras que 284 mil asalariados en la empresa privada perdieron sus empleos o fueron suspendidos (sin contar los emprendedores), forzados por este gobierno a perder sus trabajos, cerrar sus empresas, quebrar sus negocios, disminuir sus salarios o rebajar su desempeño y productividad laboral, en detrimento de su calidad de vida y estabilidad financiera.
Vislumbro un mal augurio en estas elecciones internas con los nombres que han salido a relucir como los próximos dirigentes del Comité Ejecutivo Nacional (CEN), a menos que la mayoría de los adherentes del PRD, también afectados por decisiones oficiales autoritarias y perjudiciales a su economía individual o familiar, y que no son allegados a ninguna figura de poder, se haya empinado por encima de los intereses de las cúpulas y elegido convencionales dispuestos a enderezar el rumbo. Algo que sinceramente dudo que suceda.
El autor es abogado
