Vivir en cualquier parte de Panamá: duele. Duele como un parto, como un dolor de muela, como una rompe hueso y hasta como los dolores de la Covid-19. Duele en lo más profundo del alma de aquellos que nos educaron a respetar y a ser respetados. Duele ver, sentir y saber que no vamos para ningún lado. Duele pensar, ¿qué patria le estamos dejando a los jóvenes y a los niños? Duele que hayan pasado más de 30 años de gobiernos absolutos, corruptos, mediocres, mentirosos, despiadados, arrogantes, deshonestos, maquiavélicos. No hay sector que no haya sido desmejorado o empobrecido.
Ministerio de Salud: no hay medicinas ni insumos para pacientes de otras enfermedades críticas. Si antes, las consultas y las operaciones eran una pesadilla, ahora es una cosa del pasado, o sea, una tragedia. Existe una colección de actos represivos por parte de ese ministerio. La educación: ni para qué mencionarla, si ya no sabemos ni leer, escribir, sumar o pensar. La educación es el recurso más valioso de la sociedad; cayó en un saco roto.
Un ministerio firma proyectos llamados “llave en mano”, o sea, son licencia para: no hacer estudios técnicos (topográficos, geotécnicos, de hidráulica o hidrología, de tráfico, etc.); no firmar y aprobar planos de construcción y presentarlos en los municipios, y para que los promotores, donantes de campañas electorales, hagan lo que ellos quieran, a veces violentando normas y leyes en detrimento de comunidades y arcas municipales. Existen departamentos de inspección que no sólo no se dan abasto con tantos contratos, sino que sentimos son cómplices de actos violatorios. Por ejemplo, permiten dejar para el final de una obra en especial, 12 postes eléctricos incrustados o al borde de carreteras nuevas sin garantizar la seguridad vial. Con las interminables quejas sobre el estado de las calles, a las altas autoridades ni hipo les da. Por el contrario, su ego crece cada día. ¡Vamos, ellos sí tienen inmunidad de rebaño!
Ambiente. Es respetable que hayan derogado varios decretos cuando eran evidentes las ilegalidades denunciadas. Seis de ocho cuencas hídricas chiricanas fueron contaminadas por proyectos hidroeléctricos. Los estudios de impacto ambiental para esos despreciables proyectos eran vulgares documentos: “copiar y pegar”. Destruyeron bosques de galería y encima de eso nunca reflejaron una baja de precios de las facturas de electricidad. ¿Qué países de la línea del Sistema de Interconexión Eléctrica de los Países de América Central fueron beneficiados? La minería metálica a cielo abierto acabará violando y saqueando nuestras fuentes hídricas, dejando nuestra tierra como una piltrafa. Sigamos soñamos con pajaritos preñados.
Los derechos ciudadanos son pisoteados diariamente, pero, “bien gracias y usted”. Duele notar la ausencia de líderes políticos que, lejos de unirse a las filas de los dolientes ciudadanos, claudican con el fétido sistema electoral. Panamá es una desgarrada patria sin presente ni futuro. No podemos darnos el lujo de quedarnos calladitos, porque no nos veremos más bonitos.
La autora es ciudadana