Desde el 6 de septiembre de 1997, nos adherimos a la OMC; somos el miembro número 136, lo que nos comprometió como país a entrar a la globalización mundial y libre mercado. Todo había transcurrido en el agro nacional con sus altas y bajas, hasta que el Gobierno de 2014-2019 propuso la medida “populista” de bajar los precios de la canasta básica de alimentos. A partir de julio de 2014, decretó el control de precios en 22 rubros de la canasta básica. La aberración consiste en regular el producto final y no el resto la cadena de producción.
La medida temporal para el primer semestre de ese gobierno sigue vigente 7 años después. Para lograr sus objetivos tomó las siguientes decisiones: a los arroceros los compensaría el Estado en $7.50 por cada quintal de arroz producido; los productores de carnes blancas, aves y cerdos fueron compensados bajando el arancel de importación de maíz a cero, que estaba en 30%, y se importan aproximadamente 10 millones de quintales por año.
A los casi 45 mil ganaderos pequeños, medianos y hasta grandes de todo el país, según el Indec, no los participaron de esa repartición de panes, quedándose por fuera de las llamadas “compensaciones” por el control de precios. Tampoco participaron los productores de ñame y yuca, especialmente los darienitas que cultivan sin agroquímicos en los bajos de los ríos Tuira y Chucunaque, por donde los transportan en sus canoas los campesinos afrodescendientes e indígenas embera wounaan, hasta el puerto de Yaviza en el caudaloso y peligroso Chucunaque, para ser vendidos a los transportistas qe recorren 375 kilómetros hasta Merca Panamá.
Según el presidente de Anagan, José Concepción Sánchez, en entrevista televisada, la afectación del control de precios a los productores de carne del país totaliza $90 millones, porque los 6 cortes de carne bovina( babilla, cinta con huesos, jarrete, molida, costilla de pecho) incluidos en el control representan el 30% del valor en canal de un novillo en pie de mil libras (milero) de referencia. El cebador, antes del control, recibía $0.95 / libra; con el control bajó a $0.80/ libra, extendiéndose esa rebaja de precios hasta el criador de los terneros para cebar. Es una distorsión económica que en 14 semestres de vigencia del control de precios ha originado un gran endeudamiento de ganaderos/ prestatarios del BNP y de otros que posiblemente puedan perder sus potreros dados en garantía. Auguramos se logre, entre el Gobierno y los gremios de productores, una salida “salomónica” a esta problemática, sin afectar a los consumidores, quienes siempre salen perjudicados, al igual que el otro extremo de la cadena de comercialización: los productores.
El autor es veterinario y exministro del Mida

