En los últimos meses, habremos escuchado sobre el boom de las criptomonedas y es que países cercanos a nosotros, como El Salvador, están dando sus primeros pasos para establecer políticas públicas de esta materia. Sin embargo, más allá de entrar en lo que las criptomonedas implicarían para el sistema bancario en Panamá, es importante analizar algunos conceptos.
Una criptomoneda es una moneda digital que opera independientemente de un banco central y en la cual se usan monedas de encriptado para regular la generación de las unidades de moneda y verificar la transferencia de fondos.
Las criptomonedas también tienen monedas metálicas pero son digitales, más que monedas físicas. Usted no puede retirar una criptomoneda. Usted solo puede transferir una moneda o fracción de una moneda, a otra parte. La única evidencia de una criptomoneda, y de su propiedad, es el registro de las transacciones de la criptomoneda en su cadena de bloques. Ese registro es un registro público (o libro mayor) que existe en una cadena de bloques de criptomoneda distribuida y abierta, la cual también podemos conocer bajo el término de blockchain.
Usualmente, una criptomoneda está gobernada por un conjunto de protocolos que determina cuántas monedas pueden ser creadas, cómo pueden ser creadas y cómo se protege la integridad del libro mayor, los cuales tienen la intención de ser el equivalente de las regulaciones del gobierno y las leyes que respaldan el dinero autorizado, y su fortaleza afectará la confianza en la moneda y, por consiguiente, su oferta y demanda.
Una de las formas de criptomonedas que más hemos escuchado es el bitcóin, el cual ha facilitado intercambios par a par desde el año 2008, usando la tecnología de la cadena de bloques. De hecho, el bitcóin fue el primer gran caso de uso de la cadena de bloques y es lo que ha llevado a desarrollos adicionales en la criptografía como los conocemos hoy día. Actualmente, se registran más de nueve mil tipos de criptomonedas alrededor del mundo, según CoinMarketCap.
Precisamente, el apetito que hay por crear y utilizar criptomonedas a nivel global solamente es un indicativo de que este será el próximo gran paso del comercio mundial. En Panamá, ya contamos con un proyecto de ley presentado por el diputado Gabriel Silva, conocido como “Ley Cripto”, que aspira a brindar un respaldo legal al uso de las criptomonedas en el país, con el propósito de atraer inversionistas tecnológicos y que los ciudadanos cuenten con una opción de pago adicional a las formas que conocemos hoy día. De convertirse en ley de la República, estaríamos ante un hito importantísimo para que Panamá sea un referente de la economía digital en América Latina.
A sabiendas de este panorama que nos podría esperar, los directores y la administración necesitan entender las implicaciones más amplias de estar involucrados con criptomonedas, ya sea mediante su aceptación como pago por bienes o servicios, inversión en ellas o que una entidad haya creado una criptomoneda.
Más allá de los riesgos financieros o regulatorios que las criptomonedas pueden tener y la responsabilidad corporativa para las empresas, se pueden encontrar soluciones para la presentación de reportes financieros dentro de los requerimientos de los estándares de las Normas Internacionales de Información Financiera (NIIF). Por lo tanto, es importante que los equipos financieros de las compañías comiencen a adentrarse en el mundo de las criptomonedas y a entender cómo estas pueden formar parte del negocio y su contabilidad. Hacia allá se dirige nuestro mundo y Panamá, y debemos estar preparados.
El autor es socio de Auditoría y Aseguramiento de BDO Panamá