Crónica de la feria



Es de todos conocido aquel refrán que reza: “Cada uno habla de la feria según le fue en ella”. Lo malo de estas píldoras de supuesta sabiduría popular es que, la mayoría de las veces, son trampas dialécticas en las que nos enredamos el criterio y el buen juicio.

El relevo en el Ministerio de Cultura ha generado mucho debate. Ante la evidencia de que la gestión ha sido de las malas (quizás el Ministerio de la República que en menos tiempo se ha degradado), los que han recibido algún beneficio del saliente, loan la gestión negando la mayor (allí quedan asuntos sin esclarecer), contando que a ellos en la feria les fue bien: son cronistas de las partes por el todo.

El refrán revela nuestra poca ética, nuestra falta de criterio. Señalar en el comunicado ministerial las cosas que se hicieron bien, es una clara muestra de que conviene tapar vergüenzas en la gestión. Lo acertado que han hecho es para lo que se les ha confiado el Ministerio, faltaría más, pero lo criticable hay que decirlo. Tomarse las partes por el todo es una forma perversa de engaño, y los cronistas de la feria son unos mentirosos agradecidos.

A la mala gestión le llega una suerte de premio, ser nombrado en el Servicio Exterior, una malamaña gubernamental que, por practicada en muchos países, no es menos dañina y poco ética. Espero que el próximo gobierno sea el que acabe con la bellaquería de relevar políticos y mandarlos a embajadas, como si eso fuese a cambiar sus pocas luces como gestores y representantes de nuestro país.

En esta feria del clientelismo tropical en la que nos hemos convertido, no faltarán los cronistas bien pagados, pero hace falta, cuanto antes, que comencemos a señalar bien a las claras lo que está pasando. Si no lo hacemos, terminaremos escribiendo la crónica de un desastre que lleva anunciándose mucho tiempo.

El autor es escritor

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