El tema de la pandemia ha sido de interés para las disciplinas científicas. No podemos dejar de lado las contribuciones que hacen las disciplinas sociales y humanísticas. La historia nos remonta a eventos similares ocurridos, como la conocida (ahora) gripe española de 1918. La sociología y la psicología social comprende estudios del comportamiento de los individuos en sociedad. Los ritos, fobias e incluso conductas discriminatorias son abordajes interesantes de los científicos sociales. Sin embargo, este artículo abordará un tema de orden filosófico que introduciré en una cuestión: ¿estamos los profesionales de la salud formados éticamente para abordar dilemas éticos ante esta pandemia? Y es que las cuestiones éticas, ya que no son directamente normativas, sino reflexivas (críticas), las suelo presentar como preguntas para lograr hacer filosofía.
Empezaré por la relación más ancestral, la del médico-paciente. ¿Se podrá establecer una relación empática que no aliene a un paciente con Covid-19, es decir, no discriminarlo de una forma inconsciente, sin dejar de velar por nuestra bioseguridad? ¿Se podrá hacer sentir a un paciente Covid-19 que cuenta con la confianza plena del personal de salud? ¿Hasta qué punto comprendemos el aspecto de la confidencialidad de un paciente y la seguridad de la salud pública en tanto excepciones a la ruptura de confidencialidad de un paciente Covid-19: será excluyente? ¿Hasta dónde podemos caer en la complacencia de recetar productos farmacéuticos que la evidencia científica aún no es clara? ¿Hasta dónde llegan los límites de la (des)proporcionalidad terapéutica: cuándo reanimar y cuándo no? ¿Deben, los médicos, mantener sus honorarios fijos ante estas situaciones o variarlas? ¿Ha aumentado el conflicto de intereses entre colegas?
En cuanto a la relación institucional con la sociedad, existe el dilema más acucioso que expande lo individual a lo social: la justicia. A falta de ventiladores, entre dos personas que requieren uno, ¿quién es candidato al mismo? ¿Son éticamente lícitas las escalas de calidad de vida/esperanza de vida? ¿Quiénes deben tener prioridad al acceso de las vacunas? ¿Será que los inmigrantes ilegales no deben tener acceso a las vacunas? ¿Deben las instituciones mantener sus costos fijos ante estas demandas o variarlas? ¿Deben ser las medidas de mitigación de la pandemia un asunto de Estado, por ejemplo, el uso obligatorio de mascarillas y la aplicación obligatoria de la vacuna? El conflicto entre los derechos civiles y los sociales, ¿es virtual?
En cuanto a la investigación científica: ¿es éticamente lícito que el proceso de síntesis de la vacuna haya durado menos de lo habitual (las fases clínicas)? ¿Qué depara el futuro de la ingeniería genética y la nanotecnología en materia de vacunas? La vacuna contra la Covid-19, ¿debe tener un derecho de propiedad intelectual sin que los Estados intervengan?
Cada quien sabrá su respuesta, acorde a su estructura moral imperante. Soy consciente que la misma no podrá ser reestructurada en un artículo ni con un curso de ética universitario. Ante asuntos que requieren una reflexión crítica, un acercamiento mítico o las creencias más arraigadas de orden doctrinal pueden ser una dificultad (o no) para resolver estos dilemas complejos.
El autor es médico y bioeticista