Nadie pone en duda que el derecho a la vida es un principio humano universal. Igual relevancia merece el derecho de toda persona a morir con dignidad, esto es, habilitar ese tránsito, con respeto a los principios y valores inherentes a cada persona, en un entorno amable, conocido y, de ser posible, gozando de la presencia constante y cercana de sus seres queridos. Derecho que, lamentablemente, se ha visto cercenado en los últimos cuatro meses, como consecuencia de la pandemia de la Covid-19.
No me refiero al debate bioético contemporáneo relacionado con el derecho a una “muerte digna”, en situaciones realmente extremas, que incluye disponer de la propia vida, sea mediante el suicidio asistido médicamente o a la eutanasia. A pesar de que la muerte es algo cotidiano, nos han enseñado a temerle; por tanto, tratar este tema que aún es un gran tabú, apenas empieza a debatirse e implica un enorme cambio de paradigma.
No me refiero a un derecho específico del ordenamiento jurídico, sino al que hace referencia a un derecho ético, el acto humano de morir con dignidad. Independientemente de los efectos económicos, sociales y políticos de la pandemia, los más desoladores son los afectivos y morales, es decir, el impacto a nivel humano. Las personas están muriendo solas, sin la presencia, el amor y calor de su familia, sin la posibilidad de despedirse. Si de por sí la muerte es trágica, resulta doblemente trágico tener que transitar este duro y desolado proceso, que además, conlleva otro efecto, el duelo traumático que experimentan los sobrevivientes; de allí que nadie debe morir solo o aislado de sus seres amados y nadie debe sufrir posteriormente la carga de la culpa por esto.
Surge la interrogante: ¿están los sistemas sanitarios sacrificando la humanidad ante el virus, desplazando el amor por la muerte? Vale recordar la frase de Cicely Saunders: “Tú me importas por ser tú, importas hasta el último momento de tu vida y haremos todo lo que esté a nuestro alcance, para ayudarte a morir en paz”.
La autora es abogada y escritora
