La ligereza, como es práctica común, pareciera acompañar –la mayoría de las veces-al discurso presidencial. Las palabras del mandatario vertidas públicamente con motivo del inicio del año escolar 2020, pusieron de manifiesto su pobrísima visión y la infeliz concepción que tiene del sistema educativo panameño.
Aborda una historia que cuenta, sin tener claridad que la historia es una ciencia social y que el sentido en que la usó, atiende más a lo bastardeado de su contenido. La historia dejó hace mucho tiempo de ser una simple narración para ir más allá de la presentación lineal del acontecimiento.
Por otro lado, la crítica al accionar del educador panameño– que con errores y con virtudes-ha desarrollado en beneficio de la educación, no puede ser desconocida. Ojalá los gobiernos, incluyendo el actual, hubiesen sido lo suficientemente consecuentes, para estar hoy en otro estadio y para que otra fuera la discusión en materia educativa . Entonces pudiera caber el acompañamiento que dijo el presidente haría en las marchas de los docentes.
Desconocer el papel de la filosofía en la estructuración del pensamiento es un absoluto exabrupto. Y plantear que hay que dejar la memorización en la enseñanza-lo cual es correcto-para llevar al discente a ejercer la comprensión, es posible si se maneja la lógica que es parte de la filosofía. Entonces es evidente la contradicción en los términos del discurso del presidente el cual echa por la borda la filosofía que sí enseña a pensar. No se puede plantear una cosa y negar la otra. Desde luego la sustracción de las ciencias sociales-entre ellas la filosofía- del pensum académico del estudiante es parte de la estrategia de los sectores de poder que buscan alinear el pensamiento de la juventud. Con este planteamiento Cortizo Cohen se suma al mismo, reproduciendo el discurso de esos sectores.
Ahora bien la definición de pragmático como se reconoce el señor presidente conduce a ver en puridad su significado. La autora Mirna Orellana define pragmatismo así: “…adjetivo calificativo que se atribuye a una cosa que tiene que ver con la práctica más que con la teoría, también se aplica para las personas, es decir, se dice que una persona es pragmática cuando tiende a actuar rápidamente restando importancia a la acción de planear y documentarse previamente”.
Desde esta definición se puede entender con entera claridad que el sinuoso rumbo por el que transita el actual gobierno, encuentra su esencia en el pragmatismo de su máximo exponente. Y pudiese no ser malo, si la acción pragmática que debe ser precedida obligadamente por un planteamiento teórico, rindiera adecuados frutos. Por supuesto, que en el caso que nos ocupa la acción a la que alude el pragmatismo se ha convertido en inacción.
Entiéndase que la educación panameña va más allá de la definición que de suyo tiene el mandatario. Entonces no cabe duda que urge una educación que se examine y reexamine a distancia de la politiquería pragmática que ha sumergido el sistema educativo en el caos.
La bienvenida al nuevo año escolar debió ser aprovechada por el presidente para mandar en verdad un mensaje de aliento.
El autor es docente Universitario