El autor Jorge Luis Ardiles Espinoza dice que : “La idea de una ciudad saludable surgió en Canadá y evolucionó durante el simposio de ciudades saludables realizado en Lisboa en el año de 1986”. De manera que esto no es una situación nueva y mucho tiene que ver con la estructuración de un espacio que garantice a través de estrategias coherentes, una vida decorosa para los habitantes dirigidas por gobiernos municipales.
El mismo autor señala que: “Cuando hacemos mención a Municipio Saludable nos referimos al hecho y proceso en que las autoridades políticas y civiles, las instituciones y organizaciones públicas, los propietarios, empresarios y trabajadores y la sociedad, dedican constantes esfuerzos a fin de mejorar las condiciones de vida, trabajo y cultura de la población establecen una relación armoniosa con el medio ambiente físico y natural expanden los recursos comunitarios para mejorar la convivencia, desarrollar la solidaridad, la cogestión y la democracia…esos hechos deben ser organizados, planificados y liderados por las autoridades municipales”.
Por supuesto que sin la debida conciencia del propósito los resultados son nulos. El gobierno municipal y la propia sociedad en su conjunto deben procurar programas tendientes a aprovechar óptimamente los recursos en una acción debidamente delineada para lograr los objetivos. Insistimos que la consulta y participación ciudadana es pilar fundamental para hacer un distrito saludable . Los niveles de organización comunitaria y la ejecución de los planes de descentralización, así como el fortalecimiento de los valores cívicos y culturales que han de permitir una convivencia sana y el fortalecimiento del amor al terruño, son elementos que procuran el logro de un distrito saludable.
La concepción equivocada de los gobiernos municipales es que centran la atención en cosas insustanciales buscando tal vez protagonismos para futuros eventos eleccionarios, sin medir las consecuencias que se derivan y que terminan por afectar a la colectividad. No han sido capaces de formar un individuo verdaderamente comprometido con el distrito. Las viejas prácticas de tener un electorado cautivo para sus fines es lo que trasciende en esas gestiones.
El distrito saludable-pasa también entre otras cosas- por la formación académica y política de quienes asumen la dirección de la cosa municipal. Precisamente una deficiencia de los que tienen la responsabilidad de la dirección de la sociedad municipal, está en la improvisación que conduce al método del ensayo y error, que por lo mismo nada bueno puede producir.
La legislación panameña sobre el municipio es tremendamente positiva. Pone al alcalde como líder con funciones muy específicas , a los Consejos Municipales como motor de desarrollo y, a nivel del corregimiento, a las Juntas Comunales como pilares importantes, los cuales vienen a constituir un tremendo poder para garantizar un distrito saludable.
De manera que no debe quedar en el discurso la propuesta, sino muy por el contrario, hacerla viable en la práctica para que al final tengamos un país también saludable. Téngase en cuenta que el desarrollo nacional está íntimamente vinculado al municipal. Históricamente, el municipio ha sido el soporte, desafortunadamente muy mal considerado, por los gobiernos centrales.
El autor es docente universitario