La Sociedad Internacional de Ecoturismo define esa actividad como “El viaje responsable a las áreas naturales para conservar el medio ambiente y mejorar el bienestar de las personas locales”. Taleb Rifai, secretario general de la Organización Mundial de Turismo, ha dicho que “los viajeros de hoy están buscando experiencias auténticas y cada vez más el turismo de aventura está sin duda entre los segmentos de más demanda”. Es una de las categorías del turismo de más rápido crecimiento mundial.
El ecoturismo y turismo de aventuras son segmentos que generan millones de dólares y atraen a miles de visitantes comprometidos con el ambiente. Estos viajeros están dispuestos a pagar más dinero por autenticidad y naturaleza. Gastan en promedio $2 mil 500 por semana, sin incluir los vuelos internacionales. Sin embargo en Panamá, la inversión privada parece concentrarse más en la urbe o se enfoca en el turismo masivo, que es sensible al precio, gasta muy poco en el país y no es tan equitativo.
El grupo Sustainable Travel International señala que el turismo masivo es un acelerador en el proceso de destrucción de destinos con ecosistemas frágiles. El archipiélago de Bocas del Toro y el Parque Marino de Bastimentos son ejemplos de destinos favoritos, pero frágiles. Con una mala estrategia heredada, promovemos a Bocas del Toro como destino masivo. Recibimos hordas de turistas y la comunidad empieza, poco a poco, a perder su identidad cultural. Cuando la cultura local se desvanece por esas malas prácticas, los viajeros que quieren experiencias auténticas se sienten engañados y desaparecen. Cuando los boteros locales y empresas turísticas impactan de forma negativa la vida silvestre del parque marino, por falta de capacitación, afectamos el producto turístico.
Aún estamos a tiempo de mejorar. Panamá puede ofrecer más experiencias que resalten los valores naturales, culturales y promover la conservación de estos recursos, mientras generamos ingresos directos a las comunidades. Hay una nueva generación de profesionales y empresarios interesados en trabajar de la mano con el gobierno y las organizaciones que promueven la conservación. El país tiene las condiciones para ofertar un turismo de aventura y ecoturismo de alto nivel, también existe el interés en desarrollar infraestructura en parques nacionales y comunidades rurales, y en crear programas de capacitación y certificaciones que permitirá competir con otros destinos. Algunos países que promueven ecoturismo manejan políticas y programas ambientales, lineamientos y certificaciones que apoyan la gestión de promoción del país. Debemos crear un programa de certificaciones sostenibles que apoye la promoción del ecoturismo y optimice la calidad del servicio. También hay que mejorar las infraestructuras en parques a través de concesiones sostenibles. Es tiempo de poner en práctica todas esas consultorías pagadas y de reconocer que los parques nacionales, las áreas protegidas, las comunidades locales y los profesionales capacitados son el eje para promover un buen turismo sostenible.