El incesante acoso de piratas y filibusteros dio origen a que el imperio español, redoblara esfuerzo en sus emplazamientos localizados en América y es que la insistencia del pirata inglés, Henry Morgan, mismo que sería reconocido por la corte británica como “Sir” título este, que iba acompañado con su respectiva patente de corso, aceleró, después de varios intentos, el asalto al primer bastión español en costas del pacifico, Panamá La vieja el 28 de enero de 1671.
Muchos no se imaginarán, que la entrada de Morgan tuvo sus peripecias, pues desembarcar en la costa atlántica y retomar la selva, no era un asunto fácil, por ello las huestes de Sir Henry Morgan, vendrían acabar con cuanto pudiera, así fuera utilizar técnicas macabras para retomar la ciudad.
Mariana de Austria regente del imperio español, es notificada 2 meses después y encomienda a Antonio Fernández de Córdoba y Mendoza como su representante en América, designándolo como Capitán General del reino de tierra firme, el cual tendría la tarea de evaluar el desastre y tomar, según los parámetros del cuerpo de ingenieros de la armada española, la opción de trasladar la fenecida ciudad a un área más segura, que brindara a su vez, el suministro del agua, areas para huertos y lo más importante, la protección por tierra y mar, sin dejar de mencionar, el prototipo arquitectónico, con base en los grandes urbanistas como Mileto y Vitruvio, que darían origen a la nueva Panamá.
Es el sitio del ancón, refiriéndose al accidente geográfico que se localizaba en la entrada del rio grande, hoy el Canal de Panamá, en combinación con una serie de factores geográficos, como el cerro, las costas de la bahía con sus rocas filosas, se decidió trasladar el 21 de enero de 1673, designando los lotes o espacios, que serían ocupados por las órdenes religiosas, garante de la evangelización, las instituciones del imperio como el cabildo, la contaduría o aduana entre otras y un sistema defensivo de baluartes y murallas, atributos estos que justificaron la designación el 6 de diciembre de 1997, como Patrimonio de la humanidad.
En el desarrollo y transformación de la ciudad, hubo diversos acontecimientos que marcaron el rumbo de esta pequeña península, siendo el hacinamiento, una desventaja para lo que inicialmente se concibió en 19 hectáreas, pues el ritmo de crecimiento aumento a mediados del siglo XIX con la bonanza de los franceses y su propuesta de construir un canal y con ello el éxodo de inmigrantes que buscaban en otras obras como el primer ferrocarril transístmico mejores días.
La ciudad se recompone en su andar y crea vivencias en sus variantes hechos acaecidos desde el coloniaje español, la modernidad y toca hoy, a los regentes de este Valor Universal Excepcional, cumplir a cabalidad con las exigencias de la UNESCO para preservar, mantener y enaltecer nuestro acervo, garantizando la designación en la lista de patrimonio de la humanidad, para el mejor uso y comprensión de nuestro San Felipe y Santa Ana.
El autor es arquitecto