En los últimos días se ha reanimado el debate relativo a la conveniencia de que Panamá pertenezca al Parlamento Centroamericano. Al respecto, se hace necesario reflexionar sobre la importancia de los proyectos de integración regional en las relaciones internacionales, las experiencias de otros Estados y los modelos que nos ofrecen otras regiones.
El Parlacen como sujeto de derecho internacional está muy vinculado al Sistema de Integración Centroamericana (SICA). El SICA es una “readecuación” de la Organización de Estados Centroamericanos y establece una comunidad económico-política en Centroamérica. Mediante el Protocolo de Tegucigalpa, el SICA y el Parlacen se relacionan, constituyéndose este último en un pilar fundamental del proceso de integración política de la región. No obstante, el Parlacen es una organización internacional independiente al SICA, con personería jurídica distinta y su propio Tratado Constitutivo. La idea de un parlamento centroamericano data desde la República Federal de Centroamérica (1824-1839) – conformada por Guatemala, El Salvador, Nicaragua, Honduras y Costa Rica - y empieza a materializarse en los años 80’ con los Acuerdos de Esquipulas que logran la paz en Centroamérica y sientan las bases para la cooperación económica entre Guatemala, El Salvador, Nicaragua, Honduras y Costa Rica.
En los años 90’ Panamá se incorpora al SICA y al Parlacen, pero su estatus como Estado “centroamericano” ha sido objeto de múltiples discusiones. El célebre geógrafo hispano-panameño Ángel Rubio avaló la idea de que Panamá es geográficamente centroamericana, históricamente sudamericana y culturalmente caribeña. Esto se debe a nuestra incorporación, en 1821, al proyecto bolivariano de la Gran Colombia, y a la transformación demográfica que hemos experimentado a través de los años como lugar de tránsito y a la inmigración generada por la construcción del ferrocarril transístmico y del canal.
Belice ofrece un paralelismo interesante pues, además de ser parte del SICA y no del Parlacen, es Estado miembro de la Comunidad del Caribe. Caricom es un proyecto de integración económica con un régimen de mercado común, una plataforma de coordinación de política exterior y mecanismos de cooperación educativa, cultural e industrial, el cual bien podría servir a los intereses estratégicos de Panamá y al aprovechamiento de nuestra posición geopolítica. Nuestro estatus como país de renta alta no nos hace elegibles para una porción significativa de la cooperación internacional para el desarrollo. Sin embargo, nuestra participación en proyectos de integración regional nos permite ser recipiendarios de cooperación por la vía multilateral que podríamos aprovechar.
Una hipotética salida del Parlacen nos desvincularía del proceso de integración política del SICA. En tal sentido la experiencia de Costa Rica es relevante pues, como miembro del SICA, rechaza participar del Parlacen hasta tanto éste no sea objeto de reformas significativas. Panamá podría proponer, junto con Costa Rica, que el Parlacen adopte una estructura similar a la del Parlamento Latinoamericano y Caribeño (delegaciones designadas por los Estados miembros), plantear una reforma al régimen de privilegios e inmunidades, y optimizar sus costos a través de las tecnologías de la información y comunicación.
En cualquier caso, una eventual salida de Panamá del Parlacen involucraría un proceso complejo en materia de derecho internacional de los tratados. Esto se debe a que el Pacto Constitutivo del Parlacen no contempla un procedimiento de denuncia por lo que sería necesario, en el interés de evitar los exabruptos del pasado, aplicar lo establecido en la Convención de Viena sobre el Derecho de los Tratados de 1969 (artículos 54 y 56). Correspondería entonces a Panamá, en base a estas normas, iniciar negociaciones bilaterales del más alto nivel con los otros Estados miembros del Parlacen en el interés de lograr una salida negociada y ordenada. No estaría de más dotar al Estado panameño de un mandato especial a través de un plebiscito, en el que el pueblo panameño, mediante un ejercicio de autodeterminación, apruebe la salida del Parlacen y no se presenten candidatos para las elecciones de 2024. Esto se debe a la existencia de una consulta “vinculante” a la Corte Centroamericana de Justica en la que se determinó que no es posible denunciar unilateralmente el Pacto Constitutivo del Parlacen. Si bien Panamá no reconoce la jurisdicción de esta Corte, el Parlacen y sus otros Estados parte sí, por lo que un mandato popular dotaría de mayor fuerza a la pretensión. Independientemente de la decisión que se tome, se requerirá de un alto nivel de pericia, estrategia y diplomacia, ¿estamos preparados?
El autor es abogado y profesor de derecho internacional
