A raíz de la recomendación de la CIDH que insta a Panamá a reconocer el matrimonio entre personas del mismo sexo, surgen voces de un grupo que se autodenomina representante de todos los panameños. ¿Quién los autoriza a expresarse en nuestro nombre o el de nuestras familias? Se autodesignan con un título que no puede ser más incoherente, porque atacan a familias como las nuestras. Somos heterosexuales unidos en matrimonio civil y religioso. De esa unión nacieron hijos procreados con amor y educados en principios y valores. En estas familias tenemos hijos heterosexuales, homosexuales, lesbianas o trans. Es irrelevante su orientación sexual o identidad de género; todos son hijos e hijas, concebidos y educados con amor.
Vamos a ser coherentes y realistas, con un simple planteamiento: nuestras hijas heterosexuales se casan en matrimonio civil el cual garantiza sus derechos. Así, si un día queda viuda, la ley la protege, porque ella y su esposo pagan impuestos y seguros que permiten acceder a sus pensiones respectivas, tienen el derecho al reconocimiento legal del patrimonio propiedad de ambos. Por otro lado, ¿qué pasa con nuestros hijos gays o lesbianas? ¿Qué pasa si su pareja fallece? Sus patrimonios no pueden estar a nombre de ambos, no tienen derecho a la pensión de viudez, aún cuando ambos pagan impuestos y son profesionales que contribuyen al desarrollo de la sociedad. ¿Qué es lo difícil de comprender?
Nadie está tocando el tema del matrimonio religioso. El tema en debate es el matrimonio civil para parejas del mismo sexo. Todas las familias han tenido, tienen y tendrán, un familiar gay o lesbiana que es excelente ser humano; muchos de ellos profesionales, son los tíos que cuidan sus sobrinos, o los nietos más queridos por las abuelas o abuelos. Es algo que ha existido, existe y existirá. Entonces, ¿de qué abominación hablan?
Está comprobado que en países donde el matrimonio igualitario es una realidad, no se ha incrementado el número de matrimonios de personas del mismo sexo, ni se ha reducido el número de matrimonios heterosexuales. Dinamarca, Suecia, Finlandia, Noruega, Bélgica, España, Inglaterra, Alemania ( por poner ejemplos de Europa), Australia, Nueva Zelanda, Canadá, Estados Unidos, México, Brasil, Colombia, Argentina, Uruguay y más recientemente Costa Rica, solo por mencionar algunos, son países donde el matrimonio igualitario es una realidad. Hay en el mundo 29 países donde es así y 14 países donde se está trabajando en la aprobación del matrimonio igualitario. Debemos recordar que los derechos humanos no son negociables, son de estricto cumplimiento de un estado. Por consiguiente, como padres, tenemos un planteamiento muy simple: nuestros hijos e hijas vienen de una familia tradicional; nuestros hijos e hijas aportan a la sociedad de manera positiva; nuestros hijos e hijas pagan sus impuestos; nuestros hijos e hijas tienen igualdad de derechos.
¿Qué es lo difícil de comprender?
El autor es profesor de la UP y miembro de la junta directiva de PFLAG Panamá