John J. Pershing, general de los ejércitos de Estados Unidos, arribó a Panamá en esta fecha, cien años atrás. Militar de trayectoria, participó en campañas contra los indígenas norteamericanos y en Cuba, Filipinas y México. En 1917, fue puesto al frente de la fuerza expedicionaria estadounidense en la Primera Guerra Mundial, que contribuyó a la derrota de las potencias centrales.
El 29 de abril de 1920, “Black Jack” Pershing cruzó el canal en un cazasubmarinos. Seis días permanecería en el istmo el renombrado combatiente (The New York Times, 23 de abril de 1920).
Varios agasajos habían sido programados en su honor. Ernesto T. Lefevre, encargado del Poder Ejecutivo, ofrecería una recepción en el Club Unión, entonces situado en un bello edificio de la calle primera, estrenado poco antes (1917).
Gran expectativa cundía alrededor de la llegada del militar. Algunos lo consideraban un visitante distinguido, cuya venida prestigiaba al país. Otros, sin embargo, abrigaban suspicacias. Según un interesante artículo de Mónica Guardia, se rumoraba que la visita tenía como propósito obligar al Gobierno panameño a entregar la isla de Taboga (La Estrella de Panamá, 10 de mayo de 2015).
El rumor tenía origen en la solicitud hecha en 1918 por el gobernador Harding al presidente Belisario Porras. Basado en la Convención del Canal Ístmico (Hay-Bunau Varilla, 1903), Harding solicitaba que Panamá cediera a Estados Unidos más del 80% de la superficie de la isla, como lo comenta el profesor Miguel Montiel Guevara (La Estrella de Panamá, 25 de mayo de 2019).
Además de conceder la Zona del Canal, según el artículo II de la convención, Panamá accedía a otorgar a Estados Unidos, “a perpetuidad”, el uso, ocupación y control de cualesquiera otras tierras fuera de dicha zona que se juzgasen “necesarias y convenientes para la construcción, mantenimiento, operación, saneamiento y protección del canal”.
No era la primera vez que Estados Unidos pedía tierras adicionales, lo que, junto con otras imposiciones y exacciones, indignaba a la ciudadanía. Además, como nos lo recuerda Marixa Lasso en su libro Erased, aún se tenía presente la expulsión de la población “nativa” de la Zona del Canal, culminada en 1916. Tantas injusticias sacudían la conciencia nacional.
Gobierno istmeño pidió reconsideración. En vez de la isla de las Flores—un lugar con población permanente y arraigada, históricamente vinculado a la capital y sitio predilecto de esparcimiento para muchas familias—propuso entregar el cerro de Chame o las islas de Taboguilla o Urabá.
Estados Unidos, sin embargo, insistía en la ocupación de Taboga. Como Panamá demoraba su respuesta, en enero de 1920 el gobernador reiteró la demanda. En abril del mismo año, intervino el ministro (embajador) estadounidense, William Jennings Price, para presionar al ejecutivo panameño.
Poco después llegó el general Pershing a Panamá. La recepción del Gobierno Nacional tendría lugar el domingo, 2 de mayo, en horas de la noche. Simultáneamente, una manifestación de “varios miles de panameños”, enarbolando antorchas, salió de la plaza de Santa Ana hacia el Casco Viejo.
Irritada por la pretensión estadounidense, la multitud cerró el paso al automóvil de Pershing, obligándolo a regresar al Hotel Tívoli, donde estaba hospedado. A continuación, reportó The New York Times (4 de mayo de 1920), los manifestantes apedrearon a funcionarios panameños.
Hay en esta espontánea acción popular una lección para los gobernantes de turno, tan abocados al abuso y la rebusca. No pierdan de vista cómo pueden reaccionar los pueblos ante la burla, los vejámenes y la opresión de los prepotentes.
Según William McCain, quien en The United States and the Republic of Panama (1937) trata este suceso (aunque sin mencionar la protesta contra Pershing), poco después, Washington redujo su solicitud a 15 hectáreas (pág. 152). La cesión se realizó mediante el Decreto N°15 de 12 de junio de 1920, el cual concedió, “provisionalmente”, la cima del cerro El Vigía, un terreno en la ensenada de Ancón y los caminos de acceso entre ambas superficies en la isla de las Flores.
No fue hasta 1955 cuando Estados Unidos convino en traspasar a Panamá sus “derechos, títulos, e intereses” en Taboga. En el cerro El Vigía aún pueden verse los vestigios de sus instalaciones militares.
El autor es politólogo e historiador y dirige de la Maestría en Asuntos Internacionales en Florida State University, Panamá.
