Los estatutos de nuestra seguridad social inician con leyes de los años 1916, 1924 y 1926. En la primera presidencia de Arnulfo Arias, mediante Ley 23 de 1941 nace la Caja de Seguro Social, estructura mejorada en 1954 y 1975. En el gobierno de Martín Torrijos, mediante Ley 51 del 2005 se aprobó una reforma integral, que también alargó veinte años la vida útil del sistema de pensiones. Después de la ley 51, los presidentes Martinelli y Varela, a la torera, evadieron tocar el cardíaco problema de la seguridad social (¡Que se jorobe otro!).
El jorobado resultó ser Laurentino Cortizo Cohen, actual presidente de la república. Los chamanes advirtieron que su gobierno enfrentaría ingentes deudas de arrastre y difícil situación financiera, sin poder contar con los dos mil millones de dólares esfumados en diez años de rebusca y coima, peculado, corrupción, malversación, enriquecimiento injustificado, lavado, almidonado y planchado que tipifica al círculo cero y otros amigotes de la silla presidencial.
Es historia patria, el mandatario que toca el sistema de pensiones queda como el jorobado de Notre Dame, aturdido y estropeado porque las decisiones de un gobierno, por muy necesarias que resulten ser, revuelven las entrañas del pueblo. Salvo que ocurra un milagro, en el cercano futuro la república sufrirá la quiebra del sistema de Invalidez, Vejez y Muerte. Actuarios y demás sabios de la seguridad social calculan que el fondo de subsidios y pensiones se agotará antes de que usted - estimado lector- celebre su cuarto cumpleaños contando desde hoy.
A pesar de tan terrible augurio, nosotros los centenares de miles de asegurados estamos convencidos de que al instante de cobrar su último cheque el jubilado del juicio final, se produciría un torrencial aguacero, lloverá y lloverá maná del cielo. Las arcas rebosarán oro y seguiremos felices cobrando y gastando como siempre. Ese utópico porvenir se desvaneció comenzando el año 2020. En medio de la caótica situación económica, la estropeada y vieja CSS se juntó con la Covid-19, guapo mensajero de ruina, desgracia y muerte. La novia lucía traje negro y mortaja gris, flores del camposanto y sopa borracha de hisopado y keke de trazabilidad. La CSS nos obliga a enfrentar una amarga realidad, quisiera estar equivocado pero veo el mar brumoso, el aire envenenado. A la Mesa de tres patas del Diálogo Nacional por la Caja de Seguro Social le queda escaso tiempo para terminar su trabajo sobre el futuro de la seguridad social. La Mesa quedó coja desde el día uno por la ruidosa fuga de la dirigencia obrera, cerraron la puerta dejando una sola propuesta, no a todo. Ese fue el primer paso del boicot y acto seguido marcharon a sus cuarteles acusando la parcialidad del gobierno y el consabido monólogo de yo con yo que ha popularizado el dirigente Genaro López del Suntracs.
Otras fuerzas se mueven bajo la mesa de tres patas, apoyadas con los billetes de la tropa roja. Usurpando el nombre del pueblo se mueven 87 malandrines con futuras pero cercanas intenciones de trancar el país en las narices de la fuerza pública. Caballeros, espero que la debacle no los tome de sorpresa y que ante el sobreviniente caos social y político, Dios se apiade del pueblo panameño, ilumine el camino y que el jorobado, se invista con la coraza y la espada del héroe para enfrentar y resolver la desgarradora crisis de la Caja de Seguro Social.
El autor es abogado
