¿Alguien recuerda haber visitado el Museo Antropológico Reina Torres de Araúz (MARTA), admirado su contenido, gozado de sus conferencias, o haber escuchado a un niño recontarle de su excursión escolar al museo?
Cerrado desde hace décadas, el MARTA ha sido un insulto al panameño, un despreció a la memoria de su fundadora, un monumento a la ineptitud de una burocracia demagógica y un depósito que esconde nuestro patrimonio.
El esfuerzo de un puñado de funcionarios del INAC y de “5 gatos” de la sociedad civil, inició nuestro proyecto de rescatar y asegurarle un futuro digno al MARTA, aun anticipando que enfrentaríamos el desinterés por la cultura de nuestros políticos y las maledicencias de quienes se consideran los oráculos de la cultura. El activismo pro bono siempre inquietará a quienes no conciben que hay ciudadanos que nos resistimos a ser espectadores ante el reto de construir una mejor sociedad. Juntos logramos que se aprobara en la Asamblea una ley y formar el Patronato del MARTA, e iniciamos la fase de buscar personal especializado para las tareas propias de poner en marcha un museo digno de nuestra riqueza arqueológica. Nunca hemos pedido ni recibido dinero de ningún gobierno y no podemos recibir donaciones privadas porque para abrir una cuenta de banco se requiere que todos los miembros del Patronato completen formularios que hasta ahora solo hemos llenado los del sector privado.
El MARTA es el más vulnerable de los patronatos, pues las obras civiles licitadas para su remodelación, en octubre de 2019, ni siquiera están en vías de contratación. Los elevados precios ofertados son alarmantes y exceden no solo las ofertas anteriores para esta misma obra, sino los estimados presupuestados del pliego. En un tema de esta importancia, el Ministerio de Cultura y el Patronato podrían estar colaborando en alternativas estratégicas y no enfrentados en la discusión de un proyecto de ley de dudosa justificación. La primera licitación, por $10.7 millones de Balboas, fue declarada desierta. La segunda, quedó desierta, ya que nadie licitó. La tercera, logró ofertas entre 35% y 86% del precio de referencia y de los valores licitados anteriormente.
Al Patronato del MARTA le preocupa la reciente introducción de un discurso oficial estatista, que ve al ciudadano como un sujeto pasivo, y, a los patronatos, un mal necesario al que debe encajonar a un modelo de gestión dependiente de la instrucción oficial. Esto desalentará la participación ciudadana y las opciones de mecenazgos.
Consideramos desafortunado afirmar ante la opinión pública que podemos “vender el patrimonio”; “pagarnos jugosos salarios con fondos del Estado”; que tildamos de “chabacanas” la variedad de expresiones culturales que son parte de nuestra humanidad; especular que cobraremos para “filtrar” el acceso; poner en duda nuestra intención de rendir cuentas. Nada de esto es cierto. Si lo dudan, presenten las pruebas.
Servir un patronato que, por ley, incluye los Ministros de Cultura y de Turismo, al Alcalde de Panamá, a ICOM/Consejo Internacional de Museos y que, además de la Contraloría, está sujeto a auditores independientes, tiene un costo de tiempo, recursos personales, y riesgos reputacionales que superan cualquier beneficio material. ¿Saben ustedes que para algunas entidades financieras locales e internacionales podríamos ser clasificados Personas Expuestas Políticamente (PEP), lo cual puede afectar nuestros trabajos, inversiones y derechos a crédito, a servicios bancarios y hasta visas, por el solo hecho de que pertenecemos a un patronato que administrará fondos públicos?
Los miembros de la sociedad civil en el Patronato del MARTA servimos voluntariamente para:
1. Recuperar y revitalizar el MARTA con transparencia y eficiencia para lograr la independencia financiera, administrativa y política que nunca le ha garantizado ningún gobierno.
2. Desarrollar e implementar una estrategia que dote al MARTA de los mejores profesionales para su apertura, operación, crecimiento y difusión de conocimiento para las generaciones futuras.
3. Desarrollar y obtener fondos para iniciar un amplio programa de estudio, conservación, recuperación y divulgación de nuestras riquezas arqueológicas y de las historias que estas reflejan. Ser fuente de fortalezas para nuestra nacionalidad.
4. Abrir y mantener abierto con los más altos estándares de museografía y científicos, a disposición de todos y muy en especial a los jóvenes, programas que fomenten exploración y apreciación de nuestra cultura para educar participativamente a las generaciones que vienen en una nueva y más positiva narrativa del Panamá.
5. Para nosotros, el MARTA no será un depósito de reliquias, sino un hervidero de diálogos entre nuestro pasado y nuestro futuro, que dejarán su huella en nuestra sociedad, ampliando la visión que tenemos de nosotros mismos y lo que nos hermana. El MARTA es un mundo de posibilidades para nuestra identidad nacional.
El autor es empresario y miembro de la junta directiva de La Prensa