La semana pasada, la doctora Paulina Franceschi entregó el documento final del Pacto del Bicentenario “Cerrando Brechas”.
Varios puntos resumidos son necesarios:
1) Es la primera vez que la agenda de temas para consensuar nace de la base ciudadana hacia arriba
2) Convocó el presidente de la República, porque de otra manera no se lograba el apoyo técnico experimentado de la ONU y del PNUD, lo cual a su vez garantizaba (con su credibilidad) la asistencia de todos los grupos de la sociedad.
3) Igualmente, es la primera vez que existen mesas regionales garantizando la voz del Panamá profundo y de las comarcas (las regiones más pobres del país).
4) Gracias a la tecnología, por primera vez se logró una participación masiva de la ciudadanía, de los soberanos, consensuando entre ellos todas sus naturales diferencias.
5) La República de Panamá tiene ahora un nuevo activo de Estado con el que apuntar a su futuro, mucho más allá de un gobierno. ¿Cuántos países en el mundo cuentan con un activo como éste? Tenemos nuestra posición geográfica única, nuestro Canal interoceánico único, nuestra moneda fuerte , originalísima e imitable, nuestra población es multiracial, multicultural y universal en su enfoque... Y ahora, adicionamos un nuevo y permanente activo: las bases para un pacto social producto del consenso de un pueblo diverso que apunta hacia el futuro de nuestro Estado, en ausencia de los partidos políticos y sus programas unidimensionales de corto plazo, comprobadamente inútiles. Con la existencia de este pacto ya nadie puede inventar vainas raras dizque “representando al pueblo”. Ya está clarísimo lo que este pueblo quiere ,con sus debidas prioridades.
Ahora, veamos las críticas mostradas por algunos:
Crítica A) Dicen “he leído el pacto y no hay nada nuevo”. ¡Por supuesto que no hay nada nuevo! Lo que sí es nuevo es que lo ha dicho el pueblo en toda la geografía nacional y lo ha consensuado. Ya el pueblo –el soberano– habló clarito, sin sesgos ideológicos ni partidarios, sino con todas sus diferencias consensuadas. Ya los famosos e inútiles programas de gobierno de los partidos tendrán que construirse para cumplir con el pacto que ya el pueblo construyó.
¿Que no hay nada nuevo? Lo nuevo es que la voz legítima del soberano -el pueblo- está consensuada y en blanco y negro.
Crítica B) Este gobierno tiene cero credibilidad; es una cortina de humo (es como un “tenteallá”). El presidente lo dijo clarito: “yo solo convoqué... Haré lo posible por cumplir mi parte, pero el resto tocará a otros gobiernos”. O sea, el pacto nació y existe. Los gobiernos se medirán según lo que cumplan del pacto. Gobiernos van y vienen; el pacto seguirá como la voz y exigencia del pueblo, el soberano.
El trabajo de todos los que de una u otra forma formaron parte del proceso fue brutal, por lo masivo de la participación y representación de todo el país. La dirección de la doctora Franceschi, con años de experiencia en el PNUD y representando a nuestro país en el extranjero, fue fenomenal.
Ya el soberano habló y marcó la ruta. Ahora, toca al mismo soberano, el pueblo, votar bien y exigir con la fuerza también única del poder ciudadano, que los políticos de la bandera que sea, ¡cumplan con el pacto!
El autor es fundador del diario La Prensa
