Hoy se celebra el día mundial de la lucha contra el Sida. El lema de este año es “Las comunidades marcan la diferencia ”. Las comunidades contribuyen a través del liderazgo de educadores, personas que viven con el VIH, trabajadores sanitarios, activistas sociales y organizaciones no gubernamentales. Hoy en día se necesita más que nunca el compromiso de todos, con el objeto de garantizar que esta terrible epidemia continúe presente en la agenda política, que los derechos humanos se respeten y que quienes toman las decisiones asuman sus deberes.
El primer caso en Panamá fue diagnosticado en 1984. El perfil epidemiológico local describe un mayor riesgo de adquirir la infección en individuos LGBT+, trabajadores del sexo, reclusos y jóvenes heterosexuales que no utilizan condón rutinario. El grupo de mujeres adolescentes con nuevas infecciones está en aumento, tendencia preocupante por el elevado porcentaje de embarazos en esta población. Se detectan, tristemente, 200 nuevas madres infectadas cada año. Aunque el país está comprometido con reducir la transmisión materna infantil del virus por debajo del 2%, todavía estamos entre 3 y 5%. Atender a un niño VIH+ es una de las situaciones más tristes e injustas que le tocan experimentar al pediatra. Lograr mejor cobertura en control prenatal y usar pruebas rápidas duales de VIH y sífilis en la atención de la gestante ayudarían a disminuir la transmisión de ambas infecciones. El “autotest”, para que una persona realice la prueba diagnóstica en casa tambíen podría ser una estrategia valiosa.
Según estadísticas del Minsa, se han infectado unos 31 mil sujetos, de los cuales han fallecido cerca de 12 mil. Aproximadamente 19 mil individuos viven con la infección, pero al menos 8 mil más portan el virus sin saberlo. La prevalencia nacional de infección anda por 0.9%, cifra que nos pone en un deshonroso segundo lugar en Centroamérica, tan solo por detrás de Belice. Las regiones más azotadas son, en orden decreciente, Colón, área metropolitana, San Miguelito, Panamá Oeste, comarcas indígenas y Panamá Este. Hemos mejorado el pronóstico. En el 2018, la tasa de mortalidad por 100,000 habitantes fue de 10.3, mientras que en 1999 fue de 17.4.
El sector salud, apoyado por Probisida y otros actores valiosos, realiza esfuerzos para prevenir que se infecte más gente y proporcionar tratamiento gratuito a todos los contagiados. La única manera de contener la epidemia es mediante una masiva movilización social y campaña educativa. Cada individuo debe participar adoptando y ayudando a que otros implementen comportamientos sexuales responsables, ya que la vía prioritaria de adquisición sigue siendo la sexual. Urge mantener el VIH/sida como una prioridad de Estado, por sus enormes repercusiones en salud colectiva, productividad laboral y economía nacional.
Siento obligación por comentar también sobre las vacunas contra el Sida. Los medios de comunicación han dado recientemente excesiva y errónea propaganda al tema, a raíz de las frecuentes entrevistas del Dr. Adán Ríos. En ciencia debemos ser responsables y cautelosos con la información que ofrecemos. El admirado Dr. Ríos ha elaborado una metodología para inactivar el virus original (cepa transmitida/fundadora o T/F). Su patente tiene potencial aplicación para la confección de vacunas, pero a la fecha no ha sido considerada por empresas o instituciones productoras. Se han diseñado varios productos prometedores mediante otras técnicas de ingeniería genética, caracterización antigénica y síntesis de líneas germinales para atacar la infección temprana. Un trabajo inicial, con una de estas innovaciones moleculares, reportó eficacia vacunal de 31% (estudio RV144). Se realizan, actualmente, diversos ensayos enfocados en el concepto T/F (estudios HVTN 702-705-706) y se espera que en los próximos 3-5 años habrá más luces al respecto. El NIH y Janssen, igualmente, ejecutan investigaciones en humanos usando modalidades mosaicas, basadas en la generación de una gama amplia de anticuerpos neutralizantes contra epítopos virales específicos (estudios HVTN 703-704 y NCT03060629). Desarrollar una vacuna inocua y eficaz contra el VIH es un asunto extremadamente complejo, debido a que la infección natural no induce inmunidad protectora, a la gran diversidad viral, a las progresivas mutaciones en el tiempo, al escape inmunológico, a la más que probable necesidad de utilizar adyuvantes y a la falta de un óptimo modelo animal para ensayar candidatos.
Mientras no surja una profilaxis más contundente, la prevención dependerá de educación sexual, disponibilidad ininterrumpida de insumos diagnósticos y terapéuticos, enfoque en los grupos de mayor vulnerabilidad, financiamiento público-privado y, por supuesto, el trabajo conjunto de las comunidades. Seamos todos solidarios.
El autor es médico