Por sus implicaciones para el bienestar social, el endeudamiento estatal genera preocupación. Según el más reciente informe mensual de la deuda pública, al 30 de noviembre de 2021 esta alcanzó la cifra de 40 mil 127 millones de dólares.
Este saldo no incluye el endeudamiento de entidades no consolidadas con el gobierno central, como la Autoridad del Canal de Panamá, la Empresa Nacional de Autopistas o el Aeropuerto Internacional de Tocumen. Tampoco incluye los contratos denominados “llave en mano”. Si se suman estos saldos, el endeudamiento estatal es aún mayor.
Al inicio del actual gobierno, la deuda pública del gobierno central ascendía a 27 mil 191 millones de dólares. En otras palabras, en 29 meses—entre el 30 de junio de 2019 y el 30 de noviembre de 2021—la deuda pública aumentó en 12 mil 936 millones de dólares (48%).
La magnitud del aumento es inquietante. Cierto es que, a partir de marzo de 2020, las medidas impuestas para enfrentar la pandemia ocasionaron un desplome en los ingresos estatales, lo que condujo a pedir prestado en mayores cantidades para balancear el presupuesto.
Pero también es cierto que, en los primeros 7 meses del actual gobierno—antes de la pandemia—la deuda pública aumentó de los 27 mil 191 millones de dólares ya indicados a 29 mil 878 millones dólares al 29 de febrero de 2020 (10%). En otras palabras, la tendencia alcista ya traía su propio ímpetu cuando nos alcanzó la emergencia sanitaria en marzo de 2020.
Los indicadores de la deuda son motivo de preocupación. La estimación del producto interno bruto panameño, a precios corrientes, en 2021, es de 60 mil 120 millones de dólares, según el Fondo Monetario Internacional (https://www.imf.org/en/Countries/PAN#countrydata).
Si dividimos el saldo de la deuda al 30 de noviembre (lo correcto sería usar la cifra al 31 de diciembre, pero aún no está disponible) entre el PIB estimado para 2021, la relación asciende a 67%. Esto significa que dos terceras partes de lo que se produce en Panamá se debe a los acreedores del Estado o, dicho de otra manera, que de cada dólar que se genera, 67 centavos se adeudan a quienes prestan dinero a la República de Panamá.
No es motivo de consuelo aquello que suele repetirse: que la pandemia ha obligado a todos los países a endeudarse. En la más reciente actualización de la base de datos de endeudamiento estatal del FMI (2020), que abarca 87 países, 33 Estados tenían una relación deuda/PIB mayor (o sea, peor) que Panamá y 53 reflejaban una relación menor (o sea, mejor). Comparativamente, estamos bastante endeudados (https://www.imf.org/external/datamapper/datasets/GDD).
Si dividimos el saldo de la deuda pública al 1 de julio entre el cálculo de la población del país a esa fecha, según lo reporta la Contraloría General de la República, cada panameño debía 6 mil 474 dólares el 1 de julio de 2019. El 1 de julio de 2021, cada panameño debía 9 mil 229 dólares, un aumento de 43%.
Al 30 de noviembre de 2021, los ingresos corrientes del Estado alcanzaron los 5 mil 66 millones de dólares y las recaudaciones tributarias ascendían a 3 mil 790 millones (La Prensa, 8 de diciembre de 2021). En consecuencia, el saldo de la deuda al 30 de noviembre superaba 8 veces lo que ingresó entre el 1 de enero y esa fecha, y 11 veces lo que el Estado había recaudado, en ese mismo lapso, en concepto de impuestos.
Es evidente que, al menos por segundo año consecutivo, el gobierno ha tenido que pedir prestado para cubrir sus gastos corrientes. Si tan solo examinamos la planilla del sector público, al 31 de octubre de 2021 (fecha más reciente reportada por la Contraloría), el gasto ascendía a 3 mil 920 millones de dólares.
Este importe es superior a las recaudaciones tributarias a noviembre de 2021 (3 mil 790 millones). Dicho de otra manera, representa el 103% de los ingresos tributarios y el 77% de los ingresos corrientes acumulados hasta noviembre (5 mil 66 millones).
Queda claro que la recaudación fiscal no alcanza para cubrir la planilla estatal, cuyo gasto a octubre de 2021 representa más de tres cuartas partes de los ingresos totales percibidos por el Estado a noviembre del mismo año. Evidentemente, la planilla no es el único gasto corriente del gobierno; por lo tanto, como los ingresos corrientes no alcanzan para cubrir las erogaciones corrientes, se recurre a un aumento de la deuda para pagar gastos.
Este gasto, por cierto, no disminuye. En lo que respecta a la planilla estatal, de acuerdo con la Contraloría General de la República, el número de empleados creció de 238 mil 449 a 256 mil 496 entre octubre de 2020 y 2021. O sea, en octubre de 2021 había 17 mil 47 nuevos empleados, lo cual ocasionó un aumento de 32 millones frente a octubre de 2020, hasta totalizar los 413 millones de dólares.
Ante un panorama como este, la capacidad del Estado de atender las necesidades más elementales de la población, a través de servicios básicos como seguridad ciudadana, salud, educación, transporte, saneamiento ambiental y otros, queda seriamente comprometida.
Como lo sugiere el “Hoy por hoy” de La Prensa, (3 de enero), el manejo de la deuda no está recibiendo el cuidado y la vigilancia que merece. A fin de evitar mayores dificultades en el futuro, es oportuno que todos los sectores sociales adquieran mayor conciencia de los grandes desafíos que representa el endeudamiento estatal.
El autor es politólogo e historiador; director de la maestría en Asuntos Internacionales en Florida State University, Panamá; y presidente de la Sociedad Bolivariana de Panamá.

