En agosto de 1934, hace 85 años, en el Boletín Sanitario N.º 3, órgano del Departamento de Sanidad y Beneficencia, apareció un artículo con el título “Eugenesia, el Mejoramiento de la Raza” rubricado por el doctor Arnulfo Arias, en ese entonces jefe de dicho departamento. El líder del panameñismo, tres veces presidente de la República y otras tantas veces derrocado, ocupaba ese cargo de salud durante la presidencia de su hermano, Harmodio Arias Madrid (lo del nepotismo es viejo entre los panameñistas).
El artículo revela un aspecto importante de la ideología de la máxima figura del Panameñismo, muestra su acercamiento al fascismo y confirmaría las simpatías del expresidente panameño con Hitler. De hecho, en su Constitución de 1941 muchas de estas tesis racistas estaban contenidas. Pero, además, algunas leyes de la República de esta índole ya habían sido aprobadas durante la presidencia de Rodolfo Chiari Robles (1924-1928). Dice Arnulfo Arias:
“Es un hecho demostrado por el censo que la población del Istmo ha aumentado muy poco, como también es un hecho que desde 1903 hasta la fecha la poca inmigración que hemos tenido ha sido casi en su totalidad constituida por razas consideradas indeseables que han obligado a nuestras Asambleas Nacionales a sancionar leyes como la Ley 13 de 1926, Ley 16 de 1927 y la Ley 6ª de 1928, donde quedan prohibidas las inmigraciones de ‘chinos, japoneses, sirios, turcos, índico-orientales, indio-arios, negros de las Antillas, de las Guayanas, cuyo idioma original no sea el castellano, al territorio de la República’.
“Esto indica que un gran sector de nuestro pueblo siente el anhelo de tomar medidas en contra de la degeneración de la raza, o al menos a obstaculizar hasta donde sea posible la entrada al país de razas parasitarias como son las arriba nombradas, que generalmente se dedican al comercio y que tienen un estándar de vida al del hijo del paí́s, haciéndole imposible a éste competir honradamente con aquel”.
Más adelante, Arnulfo Arias se enfoca en los negros y los chinos: “Por eso vemos con espanto una nube negra de habla inglesa ocupar nuevos barrios de nuestra principal ciudad y extenderse por sus suburbios en Las Sabanas, Pueblo Nuevo, Río Abajo y en cada esquina de nuestras aldeas, pueblos y ciudades una mancha amarilla que ha atestado con sus métodos comerciales de cuartillo y su dieta de arroz y ‘chop suey’ los negocios de las manos los panameños”.
Además, propuso la esterilización: “Tanto las autoridades como el pueblo miran impasibles esta conquista sin esfuerzo alguno para remediarla. Y es hora de que se adopten medidas prácticas y nos permitimos sugerir que al mismo tiempo que se elimina el elemento indeseable ya sea por repatriación o expulsión se debe extender la esterilización sistemática a aquellos enfermos nues tros de ambos sexos que por su edad y su estado podrían aumentar su familia o establecer una, cuyos miembros, según todas las informaciones, experiencias y probabilidades, serían otros tantos candidatos a reformatorios, hospitales, cárceles y asilos”.
Arnulfo Arias también habló de una “migración deseable”: “Ya que se necesita ingentes sumas de dinero para sanear un territorio de 87,810 kilómetros cuadrados donde viven apenas 483,780 habitantes y que nuestra propia población no puede multiplicarse lo suficientemente rápido para aumentar en número y calidad, necesitamos urgentemente de una inmigración deseable, idónea que al par que mejore la raza física y mentalmente, le dé empuje necesario en el ramo de la agricultura y de la industria para el progreso que desea obtener el país”.
Concluye Arnulfo Arias: “Ya es tiempo de que se tomen medidas drásticas al respecto. Es nuestro criterio profesional que como medida de defensa social con miras al mejoramiento de la raza, hay que hacer un esfuerzo en pro de la eugenesia que resulta por lo arriba expuesto imperativa a nuestra nacionalidad; hay que estudiar el problema desapasionadamente, serenamente, con la vista fija en el bienestar de las futuras generaciones y que se acuerde y se realice una solución lo antes posible”.
Arias Madrid siempre expresó sus pensamientos sin tapujos. Tal postura le hizo ganar adeptos, pero también un número plural de enemigos en lo político y lo social. Una de estas posturas fue la de su abierta oposición a los Estados Unidos en 1940, en su primer mandato presidencial.
Ponderó el perfeccionamiento de la democracia panameña, mediante lo que denominó ‘Doctrina Panameñista', presentó una nueva Constitución y mantuvo un respaldo bastante abierto a las llamadas ‘Potencias del Eje', con Alemania y la posición de Adolfo Hitler a la cabeza, junto con el imperio japonés e Italia.
Los tiempos han cambiado, pero no necesariamente podemos afirmar que estos sentimientos racistas hayan desaparecido de la clase dominante y de sectores sociales influidos por los medios y los grupos de poder económico y político. Para quienes aseguran que el Partido Panameñista ha cambiado y que ya no se le puede comparar con la ideología arnulfista, en sus estatutos vigentes señala: Artículo 2.- El Partido Panameñista reconoce como fuente de su ideología, las enseñanzas del doctor ARNULFO ARIAS MADRID, quien nació en Penonomé el 15 de agosto de 1901 y murió el 10 de agosto de 1988.
De acuerdo a un artículo del diario español El País de 1984: “El primer golpe del que fue víctima, en 1941, estuvo directamente relacionado con su autorización para que la flota nazi cruzara el Canal de Panamá, lo que molestó profundamente a Estados Unidos, que se preparaba entonces para intervenir en la Segunda Guerra Mundial.”
Con esta creciente ola de xenofobia, intolerancia, exclusión, cacería de brujas, de ataque a luchadores sociales, de censura en los medios a voceros de las organizaciones populares, de intentos de uniformar a la opinión pública, de inquisición, y discriminación de todo tipo que hemos experimentado en los últimos tiempos, rayando en ocasiones en posiciones fascistoides, no debemos descuidarnos. Los Arnulfistas/Panameñista, jamás deben regresar al poder en Panamá, y la estatua de Arias en el área revertida debe ser demolida: es un vergüenza nacional, un acto de ignominia!
El autor es abogado