Las expectativas al adherirnos a la OMC en 1997, mediante el Acuerdo de Marrakech y los TLC con EUA, la Unión Europea, y Centroamérica; sin haber adecuado tecnológicamente y con créditos al productor nacional para que fuera eficiente y competitivo en esos nuevos mercados es la causa principal del abandono de la agricultura tradicional por los campesinos e indígenas panameños para irse a vivir a las áreas adyacentes al Canal o región de tránsito; incrementando, como consecuencia, al 50% ( 2 millones de habitantes) el consumo humano del agua de los reservorios para el fruncimiento de dicha vía; generando la principal debilidad, al mediano plazo del Canal. Los lagos Gatún y Alajuela, fueron considerados por los constructores del Canal como parte de él para asegurar su funcionamiento a base de agua dulce. El rio Chagres, principal aportador de agua, ha disminuido su caudal histórico en 20%, según la ACP.
La pandemia de la Covid-19, ha permitido a éstas alturas y permitirá a futuro cambios fundamentales en todas las actividades de la humanidad. La producción agroalimentaria no se escapa de ello. La importancia de la conectividad marítima, aérea y terrestre de nuestro país se ha demostrado.
Nuestra condición de país tropical con esa conectividad; soporte del reconocido mundialmente: hub logístico; ha exacerbado nuestra ventaja comparativa en los mercados especializados de frutas de: Estados Unidos, Europa, China popular, Corea del Sur y otros países asiáticos para enviarles vía: marítima, aérea y terrestre; frutas tropicales como: piña, aguacates, mangos, bananos, papayas, guayabas y guanábanas que se cultiven con tecnologías de punta y orgánicas. A esos países que el incremento del consumo de esas frutas, sostenido, anual según la FAO es de 8%.
Las tierras comarcales representan el 22% del territorio nacional: 1 millón 670 mil hectáreas según ANATI, y conforme a la respectiva Ley que las crea. En su mayoría con gran vocación para cultivar esos frutales que a la vez reforestan y se logra impactar económicamente, donde el MEF ubica nuestros bolsones de pobreza y pobreza extrema.
Condición que nos ubica entre los 6 países más desiguales económicamente del planeta tierra.
Existen leyes de incentivos a la reconversión y producción agropecuaria suficientes; entre ellas las siguientes: Ley 98 de 9 de octubre de 2019, que adecua al FECI; Ley 105 de noviembre de 2013 que crea el Programa para la Promoción y Modernización Agroalimentaria; Ley 25 de 2001, de transformación agropecuaria que aplicadas oportunamente y responsablemente con las asignación correspondiente de los recursos presupuestarios, estamos seguros que se aprovecharían esos mercados existente y nuestra vocación agropecuaria..
El Departamento de Agricultura de Estados Unidos (USDA) sobre nuestra agricultura ha recomendado siempre actuar como, país tropical, explotar esa condición; no tratar de producir rubros de clima templado; igual ellos, no producir productos tropicales como las frutas. Es lo que se denomina agricultura de precisión.
El autor es veterinario, exministro del Mida y exlegislador
