En la edición de La Prensa del 30 de mayo sección Opinión, el filósofo y abogado Roberto Arosemena Jaén publicó un escrito de interés titulado "Zapatero del Conocimiento". Sería bueno que lo examinen los asesores al servicio del Presidente y funcionarios de jerarquía.
En Panamá, en la década del 70 el precio del azúcar en el mercado mundial era muy atractivo, 60 centavos la libra de azúcar cruda, un fenómeno extraordinario de precio. Nuestros economistas y los asesores del Banco Mundial, analistas del comportamiento y oscilaciones de los precios del mercado azucarero a futuro, convencieron al general Omar Torrijos en priorizar nuestras inversiones en la construcción de tres grandes ingenios azucareros que resultaron ser La Victoria en Veraguas, Felipillo cerca de Pacora y el gigante y moderno San Antonio en Alanje, Chiriquí. En otras palabras, la estrategia para obtener divisas o riquezas para invertir en el desarrollo nacional, dependería principalmente de nuestra agroindustria azucarera y segundo que estos precios del azúcar se mantuviesen, o por lo menos que no bajaran de 30 centavos la libra en todo tiempo. Por otra parte, el gobierno administraba en Potrerillos una plantación de unos 15 mil árboles de naranja ya en producción, en un territorio de unas 5 mil hectáreas, más una "casona molino extractor" del concentrado comerciable, de nombre "Cítricos de Chiriquí" de donde derivaban el sustento familiar 400 cooperativistas. Aunque con serios problemas laborales de arrastre, fitosanitarios y deficiencias agrícolas, esta agroindustria era recuperable según técnicos de España, Israel y Cuba, a quienes les habíamos requerido por sus experiencias en este cultivo, cooperación y asistencia técnica.
Como el ingenio San Antonio de Alanje no tenía suficiente territorio sembrado de caña para las zafras venideras, el ministro de Planificación y Política Económica de entonces, prestigioso economista a nivel internacional, de impresionante currículo académico y quien gozaba de gran aprecio ante el general Torrijos.... ¡Sin dudas era el "Golden Boy" de aquel gabinete!, pero también la historia le ubicó como " Zapatero del Conocimiento", logró con el Jefe de Gobierno la decisión y orden que fue transmitida de manera súbita al ministro del MIDA, la que consistió en que derribara los 15 mil árboles de naranja con los tractores y sembrara a cambio en las 5 mil hectáreas, caña de azúcar para abastecer el ingenio San Antonio. Aquel ministro del MIDA apeló ante el general Torrijos a que escuchara otros argumentos, ¡antes de cometer semejante arboricidio!, contrarios a los que había logrado introducir el excelso ministro academicista de la economía... ¿Qué ocurrió al final del camino?...
El general Torrijos reconsideró y suspendió la orden, sobre todo, después de escuchar el informe de los técnicos españoles, israelitas y cubanos. Ese mismo año una de las heladas más severas azotó y quemó los naranjales de Orlando, Florida, el segundo en importancia mundial. En consecuencia, los precios en el mercado mundial del concentrado de naranja se quintuplicaron.
"Cítricos de Chiriquí" hizo ventas a futuro sumamente provechosas de toda su producción por unos 7 años. ¡Y la paradoja que llegó a estremecer al mismo Jefe de Gobierno, al verse librado de haber cometido semejante error y ridículo por aquel posible arboricidio!, de repente en el mismo año ¡caen los precios del azúcar cruda en el mercado mundial! de 60 a 12 y hasta 8 centavos la libra y allí quedaron para siempre. ¿Qué ocurrió?, sencillamente ¡la fuerza de la realidad! echó por tierra las proyecciones y teorías de nuestros prestigiosos zapateros economistas y aquél Potosí prometido de la riqueza azucarera con todo y esperanzas por erradicar nuestra pobreza... ¡colapsó.! ¿Y cuál fue la lección?... ¡Prudencia, no debemos poner todos los huevos en una sola canasta! Hoy, qué ocurre, los mismos teóricos de tantos desaciertos en la economía nacional por décadas, los que llevaron al país a las "privatizaciones de los servicios públicos", aumentando el desempleo y disminución de cotizantes en la Caja de Seguro Social; encarecimiento del costo de los servicios públicos, sobre todo en energía y baja calidad del mismo;
El empobrecimiento del sector agropecuario del país, al levantar de un solo tajo y sin el gradual prudente, la barrera arancelaria que protegía al trabajador del campo y productor de alimentos, en un afán indolente y desconsiderado por globalizar al país a ritmo acelerado y más allá de nuestra realidad económica, ¡son los mismos academicistas zapateros! que vienen dispuestos a que esta y las futuras generaciones de panameños, embarguemos nuestro desarrollo con todo y Canal, asumiendo una esclavizante deuda por saldar durante 20 a 25 años de unos 12 mil millones de dólares, queriendo ignorar que puede surgir en el camino otro colapso o descalabro económico nacional, a consecuencia del surgimiento de otro revés por los efectos difícilmente previsibles hoy, de "la fuerza de la realidad". A nuestro presidente Torrijos, a quien observamos a la distancia secuestrado por un "grupito de tecnócratas" y encadenado con grillos al proyecto sobre el "ensanche del Canal", como la única alternativa mágica para acabar con nuestra pobreza, le sugerimos entonces hacer un prudente alto y más bien encadenarse al lado de su pueblo y convocar al país a un "acuerdo nacional", en búsqueda de una inteligente y realista ¡Estrategia para el Desarrollo de la República", donde lógicamente ubicaríamos entre otras prioridades para el desarrollo nacional, el destino de nuestro Canal. Empero, no al revés como avanzamos irracionalmente, al poner todos nuestros recursos y ahorros pase lo que pase, en el proyecto sobre la construcción del tercer juego de esclusas.