Reincido aseverando que no habrá post Covid-19 si no unimos voluntades para contenerlo y erradicarlo. Al ganar la guerra, con disciplina, tino y buena suerte, el pronóstico es que amaneceremos en un mundo nuevo.
Habremos avanzado en materia de salud, y en poco tiempo, también crecerá la economía pues surgirán productos innovadores respondiendo a la nueva realidad. Las fábricas de jabón ya debieran estar formulando jabones que no requieran tanto restriego. ¡Quizás volvamos a usar sombreros con velos, que protegerían de partículas de saliva!
Aunque la post plaga nos lance prematuramente al futuro, vamos a caer de pie. La Primera Revolución Industrial, el salto cultural más difícil para la humanidad desde el neolítico (7,000 a 2,000 A.C.), no fue el apocalipsis temido.
La tecnología para vivir ese mañana está lista, llevamos años globalizados, y hacemos con naturalidad cosas asombrosas como comunicarnos a lo ancho, alto, hondo y largo del planeta, con satélites que orbitan en la tropósfera y conversaciones desde la Luna.
Con mi hermano, un adelantado a nuestro tiempo, asistí a dos congresos en Nueva York organizados por el inventor y futurista Ray Kurtzweil, quien asemejó el fenómeno en astrofísica llamado singularidad, a lo que viene ocurriendo en nuestra especie, adoptando el mismo término, “Singularidad”, para referirse al transhumanismo, hito en que el homo sapiens habrá cambiado tanto que ya no seremos totalmente humanos.
El transhumanismo será irreversible en algún momento, pero viene ocurriendo hace años: reemplazos de válvulas cardiacas, articulaciones, trasplantes de órganos, músculos exocorporales. Nos estamos convirtiendo en un compuesto de biología natural, robótica e inteligencia artificial. Nuestra descendencia tendrá vidas sanas, largas e infinitamente más productivas.
En los simposios de Kurtzweil, científicos de muchos campos describían el futuro, y por eso no me asombrarán mucho los cambios; hasta me parecen llegar tarde.
Kurtzweil prometía–alegrándome mucho- que en 25 años se habría vencido la vejez. Han pasado 8; que se apuren.
La educación virtual se está diseñando con visión amplia, seguramente mucho más futurista, y será la oportunidad de educar equitativamente a todos los niños panameños.
Amanecer en el futuro “101” puede ser maravilloso.
La autora es escritora