Recibí con alegría, hace unos días, un mensaje de la profesora Anabel Chen, que compartía conmigo una gran noticia sobre su hija, la escritora Daniella Castillo: su cortometraje El pozo de la fortuna, ha ganado el primer lugar en la categoría de Primer Año en la York University en Canadá, donde estudia producción de cine.
Los hijos de mis primos son mis sobrinos, así que, también por esos días, mi sobrina Hillary Heron recibió el COS Awards 2021 al atleta juvenil del año. Consiguió en el Campeonato Mayor de Gimnasia Artística de Río de Janeiro, una medalla de plata, algo que nunca se había logrado.
Ya sabemos que en Panamá hay talento y futuro pero, lo mejor de estos futuros, de estas dos mujeres que emprenden su carrera hacia lo más alto, es que demuestran que los panameños, cuando quieren, trabajando y siendo disciplinados, pueden, podemos, conseguir lo que nos propongamos. El fracaso mayor de todos es no intentarlo.
Hillary y Daniella son dos ejemplos de lo que podemos conseguir con esfuerzo y sacrificio, con apoyo de la familia, con el ánimo de los amigos. Como ellas, muchos jóvenes están buscando su lugar en el mundo, haciéndose conscientes de las flaquezas del sistema e intentando buscar las herramientas que despejen el panorama que se pinta incierto, pero que saben que pueden cambiar.
Éxitos para las dos y también para todos esos jóvenes que este año terminan sus estudios secundarios. Miren a su alrededor y no se asusten por ser honestos y trabajadores: es la única manera de ser libres, de construir futuros que no sean sólo quimeras y sueños inconcretos.
Que vengan muchas películas, libros, medallas, récords. Panamá necesita que más de nuestros jóvenes se contagien de ganas de hacer bien las cosas. El talento y el buen trabajo terminan flotando, saliendo a la luz. Hace falta en la vida y para un buen futuro, y no es poca cosa, esforzarse y ser muy valiente.
El autor es escritor