Aunque todavía no ganamos la batalla contra la Covid-19, ya podemos estar mas tranquilos y mejor preparados para contener la posibilidad de futuras olas de la enfermedad. El nuevo golpe contra este mortal enemigo, el coronavirus, nos llega el pasado 10 de mayo con la autorización por la Administración de Drogas de Estados Unidos (FDA, por sus siglas en inglés) de la vacuna mRNA de Pfizer/BioNTech para administrarse a menores a partir de los 12 años de edad. Esta decisión fue avalada por los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC, por sus siglas en inglés). La nueva autorización para uso de emergencia se basa en data reciente y progresiva de mas de 2,000 adolescentes, la cual demostró que la vacuna es altamente efectiva en prevenir la Covid-19 y, hasta la fecha, no se demostraron nuevas señales de alarma en su perfil de seguridad.
La Academia Americana de Pediatría no demoró en declarar igualmente su apoyo y recomendación para administrar dicha vacuna, lo cual completa el primer esquema en la población de adolescentes.
Si bien la Covid-19 ha demostrado su preferencia por afectar a personas en edades adultas, una minoría de casos pediátricos ha revelado un impacto médico y social importante en la niñez y el seno familiar. Desde el punto de vista de salud, el panorama estadístico no puede ignorar la afectación de la pandemia en los más jóvenes. Para fines del primer trimestre del 2021, se han registrado 64,231 casos de Covid-19 en menores de 20 años, incluyendo 31 defunciones, lo cual indica la muy baja letalidad en edades juveniles (Minsa-Informe Epidemiológico, abril 6, 2021). A manera de comparación, en Estados Unidos, con casi 330 millones de habitantes, mas de 3.8 millones de niños se han contagiado y, a pesar de que los casos son mucho menos severos, se han hospitalizado miles y han muerto varios cientos de ellos. La Covid-19 pareciera mirar a nuestros pequeños a distancia, pero hay suficientes reportes globales de casos incluso en recién nacidos.
A pesar de la constante publicidad sobre la Covid-19 en adultos, poco se habla de cómo exactamente afecta la Covid a la edad pediátrica. Los niños no son adultos pequeños, tienen una fisiología y sistema inmune en desarrollo, por lo cual las enfermedades se comportan en forma muy particular, dependiendo de cada etapa de la niñez. Es precisamente por la mayor levedad e inconstancia de esta infección en menores, que no tenemos cifras muy exactas sobre la magnitud del problema. Y como si no hubiera suficientes sorpresas causadas por el coronavirus, tenemos en la edad pediátrica una condición poco frecuente, pero que puede ser muy severa, llamada el síndrome pediátrico multi-inflamatorio sistémico (PIMS o MIS-C, por sus dos siglas en inglés). Es una condición rara, que se manifiesta generalmente de 2 a 4 semanas después de la infección por la Covid-19 y, como su nombre lo indica, puede afectar los órganos vitales, causar shock y excepcionalmente ser letal. Niños en edad escolar y adolescentes hasta los 21 años son susceptibles. Su presentación clínica es variada, con un cuadro clásico de fiebres y síntomas digestivos que pueden complicarse con afecciones del corazón, riñón y otros órganos. Su severidad se basa en la afección seria de la función cardiaca y cuadro de colapso general, requiriendo tratamiento especializado para prevenir la muerte.
Se me ha reportado que, durante la pandemia, en el Hospital del Niño se han diagnosticado mas de 40 casos con 2 posibles defunciones debido a este diagnóstico, con casos adicionales en otras instituciones de salud. Es necesario, pues, respetar los posibles riesgos de la Covid-19 en los menores y apoyar la llegada de la vacunación en esas edades.
Por otro lado, en el área social, el impacto ha sido severo con el cierre de las escuelas y el aislamiento del niño o la niña de sus familiares y amistades.
Por ende, respetando la priorización de los grupos de adultos mayores y los mas vulnerables, igualmente es imperativo vacunar a nuestra juventud y retomar su educación presencial, como se esta avanzando en países desarrollados. Esta reapertura exige un balance estratégico, de protección a los docentes con vacunación, medidas sanitarias de bioseguridad y monitoreo constante del nivel de transmisión comunitaria.
La vacunación en jóvenes contra la Covid-19 debe ser también una oportunidad para actualizar el esquema de vacunación juvenil. Las recomendaciones deberán evaluar la vacunación concomitante o seguida de otras vacunas como la influenza, con un intervalo razonable entre ellas. Con el programa de vacunación avanzando y la nueva autorización para uso pediátrico desde los 12 años, tenemos otra arma poderosa para seguir ganando terreno a la Covid-19 y regresar a la normalidad tan deseada.
La autora es médica pediatra e investigadora científica
