La Declaración de Derechos del Buen Pueblo de Virginia

La Declaración de Derechos del Buen Pueblo de Virginia


El pasado 12 de junio de 2021, se conmemoraron 245 años de la adopción de la Declaración de Derechos del Buen Pueblo de Virginia, por la quinta Convención Revolucionaria de Virginia en 1776. Esta declaración es considerada como una de las primeras en la historia moderna en materia de derechos humanos y como uno de los instrumentos fundacionales del derecho internacional de los derechos humanos. Su autoría se le atribuye a George Mason del Gunnston Hall y serviría de inspiración para Thomas Jefferson en su lucha por incorporar una Carta de Derechos a la Constitución de los Estados Unidos de América. Su impacto trascendería las fronteras estadounidenses y sería el documento en el que Gilbert du Motier, Marqués de La Fayatte, se basaría para redactar la Declaración de los Derechos del Hombre y del Ciudadano de 1789 en medio de la revolución francesa.

La Declaración de 1776 inicia proclamando que “todos los hombres son por naturaleza igualmente libres e independientes y tienen ciertos derechos inherentes, de los cuales, cuando entra en un estado de sociedad, no pueden ser privados o postergados”, lo cual contrasta con la inmortal fraseología de la Declaración Universal de Derechos Humanos de 1948, al decir “todos los seres humanos nacen libres e iguales en dignidad y en derechos”. A pesar del reconocimiento de éstas y otras máximas, como el gozo de la vida, a la libertad, a la felicidad y a la seguridad, el documento no fue suficiente para que los EE.UU. hiciese frente a la institución de la esclavitud y la sobreviniente segregación y discriminación racial. Paradójicamente, el mismo Mason, a pesar de su oposición manifiesta a la esclavitud, nació en un estado (Virginia) en donde se practicaba la esclavitud y su familia, incluso, era esclavista. No obstante, Mason abandonaría la convención constitucional de 1787 y se negaría a firmar la Constitución debido a la ausencia de una Carta de Derechos y además abogaría en favor de disposiciones que pusiesen fin al tráfico de esclavos.

Uno de los hitos más importantes de la Declaración de Virginia es la contundencia con la que se aborda la defensa de la democracia en el marco del ejercicio de los derechos humanos al sostener que “todo poder reside en el pueblo” y que los funcionarios son “sirvientes del pueblo y en todo momento responsables”. Lo anterior, en conjunto con las nociones de separación de poderes, la libertad de prensa y el derecho a la resistencia o de rebelión contra la opresión, nos permiten afirmar que la Declaración de 1776 establece, a través de posturas de avanzada, el vínculo entre la democracia y los derechos humanos.

Otro punto que merece ser objeto de análisis es el de la libertad de religiosa. La Declaración destaca que el ejercicio de la religión debe estar basado en la razón y en la convicción, no en la fuerza o la violencia, y que en consecuencia todos los seres humanos tienen derecho al libre ejercicio de la religión de conformidad con los dictámenes de su conciencia.

Los 245 años de la adopción de la Declaración de Derechos del Buen Pueblo de Virginia, es la ocasión propicia para destacar su importancia y trascendencia en el camino largo y difícil para el reconocimiento de los Derechos Humanos a nivel universal y en la lucha por la consecución de la igualdad plena en los EE.UU., que hasta el día de hoy continúa. Esta Declaración y su aplicación en la práctica también nos recuerda el carácter progresivo y evolutivo de los derechos humanos, los cuales no son estáticos si no dinámicos, cuya interpretación y lectura debe acompañar la evolución de los tiempos y las condiciones de vida actuales. Solo de esta manera se puede analizar este instrumento tan importante en su justa dimensión.

El autor es abogado y profesor de derecho internacional

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