Dicen que en Abundance, Alguien decidió que era mejor callarse por si acaso. A su vecino Mortuoro ⸺un desastre como sastre⸺ le retiraron la máquina de coser por decir en el Café de la esquina que quizás la culpa no era del Chachachá, sino del Tango. Alguien escarmentó, y dijo en el Café, sentencioso ⸺para asombro de la parroquia⸺, “por si acaso, mejor callarse: el silencio no es cómplice, es prudente”.
Mortuoro, el sastre ilustrado, cerró su factoría, e imitó la actitud de Alguien, era lo mejor, por qué hablar ni decir: ya había corrido la voz en Abundance de que el Libertinaje es el primo rabiblanco de la negra Libertad y por eso es mejor callarse que estar diciendo en el Café, donde todos se informan, que el Tango era el culpable pero se hacía el ofendido.
Hoy, en Abundance, todos prefieren la actitud de Alguien y alaban la decisión de Mortuoro ⸺ahora fabuloso fabulador⸺, muy querido ahora en el Café de la esquina por toda la parroquia de la estrecha región de paso: el silencio prudente le devolvió palmaditas en la espalda y su máquina confiscada fue exhibida en Casa Docta como escarmiento pro mundi beneficio.
Ahora, cada vez que en el Café alguien dice ¡el rey es tuerto y va encueros!, la parroquia invoca ¡Libertinaje!, y recuerdan el escarmiento a Mortuoro y la decisión de Alguien, y juran callarse, por si acaso, no sea que el desastre del sastre se repita, aunque todos saben lo que hace el encuerado rey tuerto por las noches: asustarlos con el sistema, inventarles miedos silenciosos.
Ayer el Tango se metió Contigo. Hoy lo hizo Conmigo, pero como Alguien, decidimos que es mejor no hablar, no decir nada en el Café de la esquina y nos acordamos de Mortuoro el escarmentado y de los gritos de ¡Libertinaje!, y la negra Libertad llora silenciosa en la alta noche, sin que sus hijos aparezcan, ni encuentre descanso, ni se le haga justicia.
El autor es escritor