En esta entrega quiero manifestar que aunque defiendo totalmente el derecho que tiene toda persona a defender su honra y reputación en los tribunales de justicia, no es menos cierto que también defenderé el derecho que tiene toda persona a estar informada sobre lo que está sucediendo en Panamá y en el mundo, al igual que también defiendo la libertad de prensa como un derecho fundamental para el desarrollo de una sana democracia.
En ese sentido, en una ocasión, manifesté mi solidaridad y apoyo al diario La Estrella de Panamá mientras estaba siendo afectada por su inclusión en la infame Lista Clinton (véase “Apoyemos a GESE” en La Estrella de Panamá, 21/7/2017). Y en esta ocasión deseo hacer lo mismo con el diario La Prensa, cuando fue objeto de un secuestro de algunos de sus activos, producto de una demanda que interpusiera el expresidente Ernesto Pérez Balladares.
Aunque el periódico consignó la fianza para seguir operando, aun así el Juzgado Decimoquinto Civil negó el levantamiento del secuestro. Lo que más me preocupa de esta acción de secuestro es que con el tiempo La Prensa será financieramente asfixiada y consecuentemente cerrada, dejando sin empleos a sus colaboradores. Un acto de censura inaceptable, por más que se diga lo contrario.
Como mencioné anteriormente, estoy completamente de acuerdo con que una persona puede perfectamente exigir responsabilidades civiles y penales a un medio de comunicación en los tribunales de justicia si considera que su honra y reputación se ha visto afectada sin que se le haya concedido oportunamente el derecho a réplica, pero no puedo aceptar que se intente censurar, mediante el secuestro financiero, a un medio de comunicación que solamente estaba cumpliendo con su deber de informar.
El diario La Prensa ha sido una pieza fundamental en la lucha contra la dictadura, a pesar de que ya ha tenido la desdicha de ser cerrada a la fuerza. Aun así, siempre ha mantenido su línea editorial independiente, a pesar de que algunas personas que se han visto afectadas por sus publicaciones digan lo contrario. La Prensa se ha destacado por no pertenecer a un solo empresario, sino que es propiedad de pequeños inversionistas que creen en la libertad de prensa y el acceso a la información, lo que le da más poder para seguir informando a la población, de manera totalmente independiente, sin responder a un sector específico.
En conclusión, protejamos la libertad de prensa y el acceso a la información, pilares de una sana democracia, de la censura y su cierre, aunque no nos gusten algunas de las noticias que publiquen. Pensemos en las personas que trabajan allí. Siempre tenemos el deber de exigirle a los medios de comunicación ser responsables en lo que publican si nos sentimos afectados, pero no permitamos que se vulnere nuestro derecho fundamental de estar informados.
El autor es licenciado en mercadeo y comercio internacional