En mi calidad de pediatra, me sorprenden algunas personas que se profesan contra las vacunas anticovid, tan necesarias en los niños como en los adultos. Quizá estas personas adolecen de una profunda falta de entendimiento sobre los estragos causados por la pandemia en las edades más tempranas de nuestra población. Hoy comparto algunas novedades que podrían ayudar a educar a aquellos padres y madres indecisos sobre la vacunación de sus hijos.
Un estudio reciente, reportado en la prestigiosa revista científica The Lancet, publicado el 24 de febrero pasado, revela una trágica realidad que ha de marcar el futuro de millones de niños contabilizados en por lo menos 21 países del mundo. Este estudio incluye investigadores del Centro para el Control y la Prevención de las Enfermedades (CDC, por sus siglas en inglés) de Estados Unidos, el Imperial College of London, la Universidad de Oxford, la Universidad de Harvard y otros distinguidos centros internacionales. El informe calcula que globalmente, más de 5.2 millones de niños han perdido a uno de sus padres o a uno de sus acudientes, a consecuencia de la Covid-19. Entre abril 30 y octubre 31 de 2021, se estima que la orfandad causada por la Covid-19 aumentó en un 90%.
Es preocupante que aún existan quienes no solo se oponen a la vacunación pediátrica, sino a la suya propia. De ser padres o madres, estas personas se olvidan de que al poner en peligro su propia vida, están sometiendo a sus hijos a un riesgo aumentado de ser víctimas de la orfandad para el resto de sus vidas. Igualmente, de contagiarse y sobrevivir a la infección, estas personas se exponen a secuelas severas de la Covid-19 a largo plazo como fatiga crónica, aflicciones cardíacas, respiratorias y neuro-psiquiátricas. Lo mas sensato sería que se dejara de asustar a los niños con falsedades sobre las vacunas y mas bien considerar que se pueden quedar huérfanos si a sus padres no vacunados los afecta la Covid-19. En el estudio publicado en The Lancet, se implementó un sistema para predecir, en tiempo real, el riesgo de muerte de padres o adultos encargados de cuidar a sus niños, basándose en las tasas de mortalidad de cada país. En ese punto de la pandemia, a los 20 meses de la aparición del SARS-CoV-2 ya se tabulaban mas niños huérfanos que muertes totales por la Covid-19.
Por otro lado, recién el 15 de marzo del año en curso, el CDC reporta en Estados Unidos un aumento significativo en la tasa de hospitalización de niños y niñas, particularmente aquellos menores de 5 años de edad, para quienes aún no se ha autorizado una vacuna anticovid. Al comparar las tasas de infección entre el pico de la variante Delta y el de la variante Ómicron, se pudo estimar que la cantidad de hospitalizaciones pediátricas en general ha sido cuatro veces mayor, pero el pico superior de hospitalización ha afectado a los menores de 5 años, siendo su número cinco veces mas alto que el pico observado con la variante Delta.
Aparte de los beneficios reportados de la vacuna en embarazadas (ver mi artículo del 23 de enero del 2022), un estudio recién publicado por el CDC en Estados Unidos reporta una utilidad importante de la vacunación desde la semana 21 de gestación hasta 14 días antes del alumbramiento. Los bebés de estas madres así vacunadas están protegidos en un 80% contra la hospitalización debido a la Covid-19 en sus primeros 6 meses de vida. El estudio fue realizado en 20 hospitales de 17 estados americanos desde julio del 2021 hasta enero del 2022.
En dicho informe, se constató que los infantes pueden sufrir las consecuencias mas graves de la enfermedad por Covid-19, incluyendo cuidados intensivos (UCI, 24%), ventilación mecánica (15%), pulmón artificial (ECMO, por sus siglas en inglés) y una muerte. De los 43 casos admitidos a UCI, el 88% de sus madres no estaban vacunadas, ni lo estaban las madres del caso que requirió ECMO o que falleció. Se reporta que el grupo control con prueba de Covid-19 negativa, tenía el doble del porcentaje de vacunación que el grupo de casos positivos por Covid-19.
El SARS-CoV-2 es un virus inteligente y oportunista. Su impacto en los últimos meses ha sido para azotar preferencialmente a sus presas más vulnerables, incluyendo los no vacunados y, trístemente, en ese grupo se cuentan miles de niños panameños y otros tantos en el resto del mundo.
La Covid-19 no respeta edades. A pesar de ser infrecuente en la niñez, aquellos niños o niñas contagiados tienen una doble posibilidad de enfermedad severa y muerte. Primero, porque la Covid-19 puede causar falla respiratoria incluso en los primeros meses o años de vida, igual que en los adultos. Y segundo, porque son los niños los que típicamente pueden desarrollar el síndrome multisistémico inflamatorio (MIS-C o PIMS, por sus siglas en inglés), un cuadro severo de colapso general que puede ser letal y que ocurre varias semanas después de la infección inicial.
Invito al público a educarse responsablemente sobre la importancia de la vacunación en la edad pediátrica y, sobre todo, a informarse con fuentes confiables y de gran calibre científico para apoyar la lucha contra esta pandemia y el retorno a la normalidad.
La autora es médica pediatra e investigadora científica