Una de las responsabilidades más importantes de los pediatras es la necesidad de proteger e inmunizar a la niñez contra enfermedades como la Covid-19. En la historia de la salud pública, Panamá ha marcado pautas envidiables respecto a su experticia en programas de vacunación. Con la llegada de la vacuna contra la Covid-19, Panamá logró, en su momento, superar a todos los demás países en su alcance diario de vacunaciones.
Parece mentira que, en pleno siglo 21 y en un país como Panamá, modelo para otras naciones de Latinoamérica, exista la paradoja más absurda de la pandemia. Son las corrientes cegadoras y enredadoras del movimiento anticiencia, que insisten en incursionar en la psiquis de nuestras familias al punto de sembrar miedos mal fundados sobre la única medida que ha demostrado salvar vidas y prevenir complicaciones graves de la Covid-19. Y me refiero a la llegada de la vacunación pediátrica anticovid.
No conformes con lavarle el cerebro a los adultos, los movimientos detractores de la vacunación ahora hacen presa de las familias con niños en edad escolar. Es lamentable que una proporción clave de la población preste atención a personas no idóneas, incluso a médicos sin especialización en pediatría o en desarrollo responsable de nuevos tratamientos.
Es urgente educar responsablemente a los padres y madres indecisos, asustados por las falsas declaraciones que contaminan a nuestras redes sociales. La menor incidencia de infección pediátrica por el virus SARS-CoV-2 no significa que la niñez está eximida de los peligros de esta enfermedad. Y justo cuando al fin hemos logrado la autorización de la vacuna anticovid para niños de 5 a 11 años de edad, tenemos que enfrentar a la variante más severa de la pandemia: la desinformación.
El protocolo regulatorio de autorización de medicamentos y vacunas en la niñez ha procedido en forma cuidadosa y bien monitoreada por autoridades regulatorias, para asegurar la efectividad y la seguridad de las vacunas para menores de edad. A la fecha, solamente la vacuna de Pfizer tiene licencia completa en Estados Unidos y goza de autorización de emergencia para su uso desde los 5 años. Esta semana se autorizó en Europa la vacuna de Moderna para edades de 6 a 11 años. Las demás vacunas disponibles en Estados Unidos y Panamá gozan de autorización de emergencia. La vacunación pediátrica es una realidad y la amenaza que la Covid-19 representa para nuestra niñez es tenebrosa.
En Panamá, el Hospital del Niño reporta un panorama francamente escalofriante. En su informe sobre la situación actual de la Covid-19, el jefe de Epidemiología del Hospital del Niño, doctor Raúl Esquivel Suman, reporta cifras alarmantes con aumento exponencial de casos el 31 de enero del 2022. Los casos confirmados totalizan 483 casos (29% de positividad), cantidad que sobrepasa el total de los 12 meses anteriores que contabilizaban 423 casos (2.7% positividad). Hasta enero, van 90 niños hospitalizados, casi la mitad de la cantidad total del año anterior (201 hospitalizados), y van 3 defunciones en enero, equivalente al total que se dio en el 2021. Van 50 casos del síndrome multisistémico inflamatorio (MIS-C o PIMS, por sus siglas en inglés) en total, pero no hay nuevos casos este año, gracias a la vacunación disponible.
El Centro para el Control y Prevención de Enfermedades (CDC, por sus siglas en inglés) reporta recientemente un beneficio muy importante de la vacuna pediátrica, que previene el síndrome multisistémico inflamatorio. Esta secuela de la Covid en niños es de gran peligro, porque puede causar falla cardiaca, shock y hasta la muerte, semanas después de un episodio de Covid. Estudios hechos en Estados Unidos y Francia han encontrado una baja importante en este síndrome entre adolescentes vacunados. La severidad de esta complicación pediátrica poscovid está ilustrada así: 89% tuvieron compromiso cardiovascular; 82%, afectación gastrointestinal, y 67%, alteraciones hematológicas. El 61% requirió cuidados intensivos y 37%, ventilación mecánica o ECMO (Oxigenación-extra- corpórea o “pulmón artificial”). Todos los pacientes que requirieron ventilación artificial no estaban vacunados.
Concluyo informando que nuevas investigaciones muestran un riesgo aumentado de diabetes en pacientes pediátricos poscovid. En enero 14, el CDC, en su Morbidity and Mortality Weekly Report (MMWR, por sus siglas en inglés), detalla un análisis de bancos de datos de Estados Unidos, con más de medio millón de casos en menores. Se descubrió que con Covid- 19 hubo un aumento en nuevos diagnósticos de diabetes (tipo 1 y tipo 2). El riesgo de diabetes en infectados por Covid-19 fue más alto (166%) que en menores sin la infección y 116 % superior que en el periodo pre pandemia.
Finalmente, con respecto al grupo de 5 a 11 años, el CDC reportó el 31 de diciembre del 2021 que la vacuna se administró a 8.7 millones de niños en Estados Unidos. Los efectos adversos han sido leves a moderados y similares a los reportados en los ensayos clínicos. La mayoría se relaciona con errores de dosificación (la dosis es 10 mcg, un tercio de la de adultos) o se observan en el sitio de la inyección (dolor, enrojecimiento, hinchazón), son leves y no interfieren con el funcionamiento del niño. Algunos efectos sistémicos reportados fueron fiebre con o sin convulsiones, dolor de cabeza y desmayo. Excepcionalmente, de entre los 8.7 millones de vacunados, solo hubo dos reportes de muertes en conexión con enfermedades crónicas de base, en pacientes en estado vulnerable, y se determinó que no hubo asociación entre la vacuna y dicha complicación. Esta casuística indica que la vacuna es muy segura en este grupo etario. A este respecto, el 3 de enero, la FDA agregó una medida preventiva al autorizar una tercera dosis del esquema principal de vacunación para ciertos niños inmunocomprometidos de 5 a 11 años.
Nuestra niñez y el futuro de nuestra sociedad peligran y el peligro es amplificado por la desinformación irresponsable que circula en nuestro medio. Urge establecer programas de educación en salud para informar sobre la importancia de la vacunación y de los daños a corto y largo plazo de la Covid-19 en la niñez.