La pérdida auditiva



Los niños que presentan una alteración en la audición, sea por una pérdida auditiva o por dificultades en el procesamiento central de la audición, serán vulnerables a presentar retrasos en el desarrollo del lenguaje y posteriormente, de los aprendizajes superiores, así como de su integración psicológica y social, si no son detectados a tiempo.

Hoy en día, casi todos los países del continente cuentan con un Programa de Tamizaje Universal de la Audición y/o detección de pérdidas auditivas en todos los recién nacidos vivos. En nuestro país, aunque todavía no es ley, está funcionando en casi todos los hospitales públicos y privados, con excepción de algunas unidades de neonatología en el interior de la República.

Esto ha permitido detectar en forma temprana a un gran porcentaje de los recién nacidos portadores de pérdidas auditivas congénitas, mejorando la edad de diagnóstico temprano, así como el momento de la intervención, con la adaptación de auxiliares auditivos para estimular los restos auditivos y el inicio de los programas de estimulación del lenguaje.

Sin embargo, las pérdidas auditivas pueden aparecer en cualquier momento de la infancia, incluso en niños que han nacido con audición normal. Las causas son múltiples y no las enumeraremos en este artículo.

Por esto queremos llamar la atención de los pediatras, padres de familia, maestros y cuidadores, sobre la importancia de detectar pérdidas auditivas adquiridas en etapa pre lingüística, es decir, antes de que el niño haya acabado de desarrollar completamente sus adquisiciones del lenguaje (0-2 años), así como en las lingüísticas, que progresa en su desarrollo hasta alrededor de los 8 años.

Invitamos a evaluar en forma periódica la audición de los niños durante los primeros años de vida, sobre todo hasta haber pasado las etapas de las enfermedades inmuno contagiosas, y que hayan logrado la estabilidad de su adquisición del lenguaje y de los aprendizajes escolares.

Cualquier pérdida auditiva, por leve que sea, podrá acarrear notables alteraciones en el desarrollo fonológico del lenguaje, así como las habilidades auditivas necesarias para adquirir en forma eficaz el lenguaje, tales como la discriminación de sonidos parecidos, causando demoras en el desarrollo de las destrezas de comunicación receptivas (comprensivas) y expresivas (habla y lenguaje), e instalándose en forma progresiva diferentes alteraciones cognitivas y cognoscitivas, a medida que las exigencias del medio y de los aprendizajes se incrementan, dando como resultado la disminución en el aprovechamiento escolar, lo que puede contrarrestar en forma compleja la forma adecuada en la que el niño logra los aprendizajes superiores.

No debemos dejar de mencionar que los niños con dificultades de comunicación con frecuencia presentan aislamiento social y escasa autoestima, lo que puede confundirse con otro cúmulo de alteraciones psicológicas y del aprendizaje, por lo que habrá que descartar que la causa intrínseca de estas deficiencias sea la disminución de los niveles de audición, que empeora cuando el niño está expuesto a ruido o se encuentra en lugares abiertos o rodeado de personas que no modulan perfectamente su habla.

Nos gustaría señalar entonces la importancia de requerir pruebas audiológicas anuales de rutina, en todos los niños de edades pre escolares y escolares, aun en aquellos que no han presentado causas que nos lleven a sospechar la presencia de una hipoacusia y/o pérdida auditiva. Con esto reforzamos la premisa de que es mejor prevenir que lamentar todas las consecuencias que una pérdida auditiva, leve o moderada, sin contar las severas y profundas, puedan influir en el desarrollo de nuestros niños.

En el Centro Integral de Salud Auditiva de la Fundación Oír es Vivir, ubicada en Plaza Fernández de Córdoba, Vía Fernández de Córdoba, contamos con todas las pruebas de evaluación clínica de la audición, así como el Programa Escolar de Detección de Pérdidas Auditivas. Con esto queremos hacer nuestro aporte en beneficio del buen desarrollo de nuestra niñez panameña.

La autora es fonoaudiologa y vicepresidenta de la Fundación Oír es Vivir

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