Junio es el mes de concientización sobre el Alzheimer. Esto nos ofrece una oportunidad de informar al público sobre retos en salud estrechamente relacionados con una sociedad que envejece.
La de Alzheimer, la forma más común de demencia, es una enfermedad neurodegenerativa de causa desconocida que produce problemas con la memoria, el pensamiento y el comportamiento. Los síntomas suelen desarrollarse a partir de los 60 años de edad y empeoran con el tiempo, llegando a ser lo suficientemente graves como para interferir con las actividades básicas diarias.
Un informe de Alzheimer’s Disease International (2018) estima que, en Centroamérica, el 3.4% de la población está viviendo con demencia. Más del 90% de los enfermos permanece en casa, al cuidado de otras personas. Más del 90% de esas personas son mujeres que trabajan en condiciones informales: familiares que trabajan sin remuneración o cuidadoras remuneradas al margen de las normas del empleo formal.
La vulnerabilidad de las personas mayores por diversas realidades sociales, económicas y de salud ha sido muy evidente durante la pandemia de la Covid-19. Los cuidadores de personas con Alzheimer son especialmente vulnerables. El cuidado tiene efectos psicosociales (depresión y ansiedad) y de salud física (niveles altos de hormonas del estrés, respuesta inmune comprometida y deterioro cognitivo).
Estas personas pasan momentos muy difíciles. Muchas han trabajado sin protección, obligadas a permanecer aisladas para evitar infecciones y porque la persona que cuidan depende de ellas. ¿Cuántas han estado confinadas durante la pandemia sin apoyo?
Navegar esta pandemia es particularmente difícil cuando se cuida a alguien con demencia. Además de la protección contra la infección por el virus, los que cuidan necesitan apoyo en salud mental y psicosocial, y contratos y tratos justos en el trabajo y el empleo.
La escritora británica Penelope Lively escribió en un ensayo sobre la vejez: “Cuando somos jóvenes, nunca podemos imaginar envejecer, en parte porque no podemos imaginar lo que es ser viejo, pero también porque no queremos serlo.”
Entre 2020 y 2050, el número de personas mayores con necesidades de atención casi se triplicará. Todos necesitaremos ser cuidados en algún momento. Mientras no exista un sistema formal de cuidados, la carga de los cuidados informales será cada año mayor y las mujeres continuarán siendo las más afectadas al tomar la responsabilidad principal.
La autora es investigadora en neurociencias y envejecimiento en el Indicasat AIP y miembro del movimiento Ciencia en Panamá
