Las montañas del planeta tienen fajas altitudinales diversificadoras de las comunidades biológicas y los ecosistemas. Estas fajas no sólo han moldeado las especies que las habitan: además, han moldeado a las sociedades humanas que han colonizado y habitan las montañas del mundo, desde el Tíbet hasta las Tierras Altas de Chiriquí. Cada una de ellas ha hecho un uso diverso de la tierra en su desarrollo, lo cual ha tenido un impacto ambiental en muchos de los ecosistemas de dichas montañas. De allí la necesidad de atender de manera adecuada esos problemas ambientales en el camino hacia un desarrollo sostenible, que garantice a largo plazo la conservación de la naturaleza y el uso sabio de los servicios ecosistémicos que requieren las sociedades, tanto arriba como aguas abajo de las montañas.
No es casual que la Organización de Naciones Unidas (ONU) estableciera el 11 de diciembre como el Día Internacional de las Montañas, pensando tanto en la gente como en los servicios ecosistémicos claves y en la conservación de la biodiversidad. Según datos de esta organización, las montañas acogen un poco más de la décima parte de la humanidad y proveen el agua dulce que demanda la mitad de la población del mundo. Aun así, las montañas están fuertemente amenazadas por el cambio climático, la degradación de los suelos, la contaminación y la sobreexplotación de los recursos.
Nuestro país tiene montañas con ecosistemas terrestres particulares, algunos sólo circunscritos a las altas montañas del oeste de Panamá. Por eso el volcán Barú fue convertido en un parque nacional y el resto de la Cordillera de Talamanca pasó a ser parte del Parque Internacional La Amistad. Estas montañas deben proteger a largo plazo los ecosistemas, las especies, la reserva genética y los servicios ecosistémicos que demandarán las próximas generaciones.
En Panamá, el desarrollo sostenible es un compromiso de todos y amerita una responsabilidad de acción compartida. Urge seguir la agenda mundial de los Objetivos de Desarrollo Sostenible 11, 12 y 15, pues estamos en el momento para asegurar la conservación de las montañas. Los Estados deben realizar acciones efectivas para lograr estos objetivos.
El autor es biólogo, director de Proyecto Primates Panamá y miembro de Ciencia en Panamá


