El tema de las jubilaciones de la CSS siempre activa las alarmas, despierta las pasiones y los políticos de gobierno, como los dos anteriores y en parte el actual, prefieren escurrir el bulto. Los políticos de oposición, como los de hoy día, que hace poco fueron gobierno, ahora sacan los colmillos para deshuesar al gobierno, solicitando y hasta exigiendo las medidas que ellos, en su momento, no se atrevieron a tomar. Ni que decir de expertos e interesados que hoy solicitan, con urgencia, las medidas que durante los diez pasados años no se atrevieron a exigir.
También hay otro grupo que ve en la situación actual del IVM la oportunidad de una crisis. Esa oportunidad es real cuando vemos que, en plena crisis sanitaria y económica, las compañías que manejan fondos de pensión privados aumentaron su cartera en el periodo del 2021 en 37 millones. Un descalabro del IVM, tal como se señala y se aupa en la campaña de descredito del mismo, significaría un crecimiento exponencialmente mayor.
Pero dejemos la política y las ambiciones y pensemos en el país.
Definitivamente que el sistema de pensiones basado únicamente en la solidaridad inter generacional y el rendimiento de las reservas no le brinda solidez financiera y viabilidad al programa. Por esta vía se llega al déficit actuarial que es donde estamos.
En caso de déficit actuarial, se recurre según el manual a modificar las condiciones paramétricas subiendo la edad, aumentando el número cuotas y la densidad de cuotas necesarias para optar por una jubilación. Esto lo hemos practicado en varias ocasiones y volvemos, como hoy, al punto cero.
De manera similar un programa privado, semiprivado y con auto ahorro individual, tal ha quedado demostrado históricamente, tampoco es la solución. Por esta vía se llega a las pensiones de hambre en los grupos desfavorecidos de la clase media y de la clase de menores ingresos que no tienen capacidad de ahorro. Esto es lo que vivirá la mayoría de los jubilados en un futuro no lejano.
Sociedades mas maduras que la nuestra han transitado esta vía y se alejaron de ambas soluciones. No sustentan el sistema solidario únicamente en la relación entre generaciones ni en la aseguración privada y agregan parte de los ingresos nacionales llegando hasta un 8% del PIB al desarrollo de la Seguridad Social, pero a través del aporte que se origina de los recursos naturales, no con nuevos impuestos. Con dichos ingresos crean un Fondo de Pensiones que, junto con las cuotas y las inversiones de las reservas, aseguran la indexación o ajustes de pensiones necesarios. De esta manera se pasa de la solidaridad entre generaciones a la verdadera solidaridad del Estado con sus ciudadanos.
Con la creación de este fondo nos podemos acercar a la Seguridad Social Universal del país, donde todos los ciudadanos tendrían derecho a una jubilación.
Esta es la vía intermedia que debemos tomar entre los dos caminos ya transitados y que llevan a la frustración cada cierto período de tiempo.
Y tenemos los recursos para hacer la idea una realidad.
En el próximo artículo explicaremos la estrategia para crear dicho Fondo de Pensiones, no sin antes aclarar que todos los panameños tienen el derecho de tener la oportunidad de desarrollo y a disfrutar de las riquezas del país.
Sabemos que a esta idea se opondrán los intereses económicos que ven esfumarse una oportunidad de negocio y los que tienen el concepto de que los menos ricos, por falta de oportunidad, no tienen derecho a la felicidad.
El autor fue ministro de Estado

