Los miembros de la familia Chamorro representan, en cierta forma, la historia de la lucha por la libertad en ese alegre, pero a la vez tristísimo país hermano, llamado Nicaragua.
Mi relación personal con esta familia se inicia con la idea (bastante loca, por cierto) de crear un diario libre en plena dictadura militar en nuestro país, donde todos los medios de comunicación habían sido “neutralizados” de mil maneras por la dictadura.
Al concretar la idea con mis compañeros de nuestra junta directiva fundadora, nos reuníamos a diario por medio día a desarrollar un programa de acción de 18 meses para lograr un diario libre; nuestra primera decisión fue el nombre que debía representar (instantáneamente y a la vez) valentía, lucha, sacrificio, mil obstáculos, calidad periodística y persistencia en el objetivo. Luego de un cortísimo análisis decidimos el nombre de La Prensa, en honor a la de Argentina y, más cerca, la de Nicaragua, dirigida por la familia Chamorro, opositora de la dictadura somocista y luchadora por la libertad en Nicaragua.
Iniciando nuestro trabajo pre-apertura, se produce el asesinato a sangre fría de Pedro Joaquín Chamorro (padre), director de La Prensa en ese país, y se fortalece la lucha armada de los sandinistas.
En agosto de 1980, culmina nuestro intenso trabajo y se organiza el evento de la salida de nuestro diario La Prensa. Para ayudar a “protegernos”, invitamos a la inauguración a muchas figuras del periodismo internacional. Estaban George Beebe (presidente de la Sociedad Interamericana de Prensa) y miembros de su Comité de la Libertad de Expresión, todas las importantes agencias de noticias internacionales, el representante del New York Times, doña Violeta Barrios de Chamorro y uno de sus hijos, Pedro Joaquín Chamorro, hijo, en representación de La Prensa de Nicaragua.
En la primera plana del primer ejemplar de nuestra prensa, aparece una entrevista con Pedro Joaquín Chamorro, hijo, celebrando el inicio de la libertad de expresión e información en nuestro país, gracias al nuevo diario La Prensa de Panamá.
Durante el gobierno sandinista, la cena familiar de doña Violeta era complicada, ya que su hijo Carlos Fernando era el director de Barricada, el periódico sandinista, y Pedro Joaquín y sus hermanas estaban en La Prensa, criticando al gobierno sandinista. Doña Violeta resolvió, según me contó, prohibiendo el tema político durante la cena, donde era la madre compartiendo con todos sus hijos. Y así logró la paz. Doña Violeta fue electa presidente del país por una mayoría de los nicas . Hoy, tristemente, está en una situación de salud crítica pero continúa siendo la política más popular de Nicaragua.
Hoy, Carlos Fernando hace su magnífico programa, Confidencial, desde el exilio en Costa Rica y la pareja Ortega Murillo en el poder arrestó y “desapareció” a Pedro Joaquín y a su hermana Cristiana, ambos potenciales candidatos a la presidencia en las elecciones “democráticas” venideras. Además, el gobierno le cortó el recibo de papel, cerrando la versión escrita del diario La Prensa e invadió el edificio de ese periódico, con todos sus periodistas adentro. (¿Les recuerda algo similar en nuestro país?)
¡Qué tragedia vive el pobre hermano país de Nicaragua, después de tanta lucha, cierres, pérdidas de vidas, desapariciones y exilios! El guerrillero Ortega tumba al dictador Somoza, para convertirse en la misma vaina... Pero peor.
Así como La Prensa de Panamá pasó por una historia similar, esperamos que así mismo La Prensa de Nicaragua y la familia Chamorro salgan victoriosos de este horrible trance dictatorial.
El autor es fundador del diario La Prensa de Panamá

