Nadie con sensatez puede plantear que nuestro país en esta lamentable coyuntura por la cual atravesamos producto del Covid-19, puede darse el lujo de gastarse 350 millones de dólares, para realizar los Juegos Centroamericanos y del Caribe 2022.
Dichos juegos le fueron otorgados a nuestro país producto de lo que se ofertó “ todo pagado para todos” Esa oferta ahora es necesaria para nosotros mismos, para nuestro pueblo y para la imperiosa reactivación económica a la cual todos nos debemos comprometer.
Tercamente se ha insistido en la realización de dicha justa regional, mas para complacer egoístas y oscuros intereses de todo tipo, que para ayudar al deporte patrio en su profundidad y en sus variadas y múltiples manifestaciones.
Sin instalaciones deportivas, sin entrenadores, sin atletas, jueces y árbitros,sin que la inmensa mayoría de federaciones deportivas puedan conformar equipos completos y competitivos en las ramas femeninas y masculinas, ya que no tienen el elemento humano, ni lo pueden a estas alturas conformar, es un acto irresponsable mantener la realización de estos juegos en nuestro terruño.
Hoy más que nunca se requiere que con responsabilidad se decline la sede de estos juegos regionales. Todos nos comprenderán y ello incluye al presidente de ODECABE, el pragmático dominicano Luis Mejía buen conocedor de nuestra común astucia y bellaquería caribeña.
Considero que parte de los fondos que se piensan proporcionar a este torneo multideportivo se deben destinar a nuestro frente interno, para luego del trauma del corona virus, empresas panameñas con trabajadores nacionales, construyan en todo el país infraestructura deportiva para todos y para todos los deportes. Igualmente se contraten metodólogos, que formen entrenadores, que luego el Estado contrate y puedan contribuir con la masificación deportiva, no solo en la competición de alto nivel, también en la recreación, el combate al ocio, la prevención de la delincuencia, la salud ciudadana y desde luego en la reactivación económica que necesitaremos.
No podemos continuar sin una política de Estado para el deporte, sin estrategias definidas, ni con el deporte show, que se sustenta en la improvisación de siempre. Que se entienda que nada se construye desde la azotea, se hace desde las bases.
Nuestro Deporte requiere que todo el esfuerzo esté dirigido a la construcción de un verdadero y serio sistema deportivo y la completa reestructuración de la organización de corregimiento, provincial,federativa, paralelamente a la estudiantil y universitaria.Este último aspecto debe ser comprendido, para entender las razones por la cual se realizó con éxito competitivo los Juegos regionales de 1970, (2 años después del golpe militar), pues nuestra organización deportiva en las bases estaba funcionando exitosamente ( juegos colegiales, nacionales, campeonatos en clubes, distrito y provincias, además con la respectiva participación en eventos internacionales en cada disciplina deportiva). Es decir, elemento humano sobraba y vibraba en nuestros barrios y colegios, lo que faltaba era más instalaciones entre otras necesidades, que fue lo que implementó con visión y gran acierto el equipo de gobierno de la época , bajo el liderazgo del General Omar Torrijos, pero esa no es nuestra realidad actual, en cuanto a nuestro contenido organizativo y competitivo.
Hoy nuestra organización deportiva toca fondo y agoniza, es por ello que un juego regional no resuelve lo concreto y real en nuestra estructura deportiva, ese es un argumento para el país político pero no para el país profundo, en donde está involucrada nuestra juventud.
La sola organización de un juego regional, no derrota al estado de orfandad en que se encuentra desde hace muchos años, este estamento de la vida nacional, su juventud, sus abuelos, padres y sus entornos, producto de la falta de visión y objetivos de la dirigencias políticas nacionales.
La Carta internacional de la Educación Física, la Actividad Física y el Deporte de la UNESCO de la cual somos suscriptores establece: “ los Estados tienen el compromiso de brindar a la población espacios e instalaciones adecuadas” no hay que hacer juegos para cumplir con los compromisos que hemos suscrito, sino tener la visión y la voluntad para hacerlo. Ello es lo que corresponde y no el derroche de nuestros recursos, ni hoy ni nunca.
No esperemos más y declinemos, pues es lo que razonablemente corresponde.
El autor es abogado